Pregunta
¿Qué es el arca del testimonio?
Respuesta
La primera mención del arca del testimonio se encuentra en Éxodo 25:10. Dios le dio a Moisés instrucciones específicas para construir un tabernáculo mientras viajaban en el desierto. El tabernáculo sería el lugar donde la gloria de Dios residiría entre Su gente (Éxodo 25:8-9). Entre cientos de otras instrucciones descriptivas para este tabernáculo, Dios le dijo a Moisés que construyera un arca del testimonio, también llamada el arca del pacto (Éxodo 25:21-22). Las palabras testimonio y pacto se refieren al acuerdo condicional hecho entre Dios y los hijos de Israel en el Monte Sinaí. Un arca es, literalmente, una caja o cofre. Así que el arca del testimonio es la "caja del acuerdo."
El arca del testimonio era una caja de madera, cubierta de oro por dentro y por fuera. Tenía cuatro anillos exteriores a través de los cuales se podían poner palos para llevarla. Nadie más que el sumo sacerdote podía tocar el arca (Números 4:15). Hacerlo resultaría en muerte instantánea, como le sucedió a un hombre llamado Uza (2 Samuel 6:1-7). Dios estaba empezando a enseñar a Su gente sobre Su santidad y su indignidad. Les demostró que Sus mandamientos no eran sugerencias para negociar. Quería enseñarles a obedecerle en todas las cosas, ya sea que entendieran o no la razón de las reglas.
La tapa del arca también estaba hecha de oro y formaba un asiento entre dos querubines, llamado el propiciatorio. Allí fue donde Dios se encontraría con Su pueblo (Éxodo 25:22). Dentro del arca del testimonio, Moisés colocó las tablas de la Ley que Dios le dio en la montaña. El arca fue colocada dentro del tabernáculo en el lugar más santo, donde sólo el sumo sacerdote podía ir una vez al año (Éxodo 26:34). A través de todo esto, Dios estaba pintando una imagen para ayudarnos a entender lo que se requiere para que el hombre pecador entre en la presencia de un Dios santo.
El arca del testimonio recibió su nombre del hecho de que sería la morada para el testimonio de Dios a Su pueblo. Su Ley no sólo era verbal, sino también escrita, grabada en piedra (Éxodo 34:28; Deuteronomio 5:22), para que no hubiera excusa para la desobediencia. Hebreos 9:4 nos dice que, más tarde, los israelitas añadieron a las tablas de piedra dentro del arca del testimonio un frasco de maná (Éxodo 16:32-33) y la vara de Aarón que retoñó (Números 17:8-10).
El arca del testimonio representaba la presencia de Dios con Su pueblo, y Su poder se iba con ellos a donde quiera que llevaran el arca (Josué 3:6; Números 10:33-35). Los enemigos de Israel, los filisteos, robaron el arca una vez (1 Samuel 5:1), con la esperanza de que su poder les ayudaría. La pusieron en el templo de su ídolo y esperaron la buena suerte que les traería. Pero la calamidad estalló entre los filisteos, hasta que rogaban a sus líderes que devolvieran el arca a Israel (1 Samuel 5:4, 6, 9, 11-12). Dios demostró que Él no era un amuleto de buena suerte cuyo poder podía ser obtenido por quien capturara Su arca. El poder no estaba en el arca del testimonio en sí misma; el arca sólo representaba la presencia de Dios con Su pueblo.
Desde la muerte y resurrección de Jesús (Romanos 14:9), Dios ya no usa un arca del testimonio para morar con Su pueblo. Estamos bajo un nuevo testamento o pacto. En Pentecostés, envió al Espíritu Santo para habitar en cada creyente (Hechos 2:1-4, 38-39). Nos volvemos Su templo (1 Corintios 6:19). Cuando hemos nacido de nuevo por fe en Jesucristo (Juan 3:3, 16), llevamos a Dios con nosotros a donde quiera que vayamos. A los filisteos no les sirvió de nada albergar el arca, porque el arca no tenía poder en sí misma si Dios no estaba de su lado. De igual manera, no necesitamos objetos físicos - cruces, imágenes, reliquias sagradas - para llevar el poder de Dios con nosotros porque Él ya habita en nosotros. Esa conciencia de Su presencia, llamada el temor del Señor (Salmos 19:9; Proverbios 15:33), nos ayuda a tomar decisiones que le honran.
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¿Qué es el arca del testimonio?
