Pregunta
¿Qué son la beatificación y la canonización y son bíblicas?
Respuesta
La beatificación y la canonización son actos de la Iglesia Católica Romana que declaran que una persona difunta llevó una vida santa. Las personas aún vivas pueden luego pedir al bendito (si es beatificado) o al santo (si es canonizado) que interceda por ellas ante Dios. El bendito o santo es honrado y reverenciado debido a sus acciones mientras estaba vivo, pero no son adorados como Dios. Los honores pueden incluir festividades y misas en su nombre, así como imágenes y reliquias expuestas para inspirar a los adoradores.
La beatificación es un acto administrativo mediante el cual se autoriza a un nominado a tener un "cultus" o un grupo específico de personas que se identifican y piden favores al beatificado. El nominado puede ser un mártir asesinado en servicio de Cristo o un confesor. La vida y los escritos de un confesor deben ser inspeccionados por virtud heroica (valentía y distinción marcadas por motivos divinos y no deseo humano), santidad y adhesión a la doctrina católica romana. El confesor difunto también debía haber participado en un milagro verificable. La presencia de un cultus no autorizado descalifica tanto al mártir como al confesor para su consideración.
El proceso formal para la confirmación ha cambiado mucho en los últimos cientos de años. Originalmente, la iglesia requería cincuenta años entre el tiempo de la muerte del nominado y el comienzo de la investigación. Esto ha disminuido a cinco años. Después de una larga investigación, el papa autoriza la beatificación, la persona recién beatificada es etiquetada como "bendita", y a las personas del área identificada con el beatificado se les permite realizar acciones limitadas en nombre del bendito.
La canonización es un decreto anunciando que una persona ha calificado para la santificación. El decreto declara públicamente que el nominado es santo y está en el cielo con Dios. Mientras que la veneración del beatificado es limitada en alcance, la canonización obliga a la iglesia universal a honrar al santo. Las calificaciones incluyen todas las incluidas en la beatificación además de otro milagro que ocurre debido a la intercesión de la persona, que se ve como la confirmación de Dios de la santidad del nominado. Los honores adicionales incluyen liturgias específicas realizadas e iglesias dedicadas en el nombre del santo.
El núcleo de la beatificación y la canonización está en la creencia de que las muy buenas personas de la iglesia van directamente al cielo, gobiernan con Jesús e interceden con Dios en nombre de las personas en la tierra y en el purgatorio. Se utiliza Santiago 5:16 para justificar la práctica: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho". Pero en ninguna parte la Biblia alienta a buscar la atención o el favor de los que han muerto, y la oración a los muertos está estrictamente prohibida.
La beatificación, que distingue a alguien por un estatus especial entre los creyentes difuntos, no es bíblica. Todos los creyentes, ya estén muertos o vivos, son llamados "santos" en la Escritura (1 Corintios 1: 2; Hechos 9: 13, 32; Efesios 4: 12). Todos los creyentes son igualmente santos y justos, no por nuestras propias acciones, sino en virtud de la justicia de Cristo que nos es imputada en la cruz (2 Corintios 5: 21). Todos los creyentes son igualmente preciados a los ojos de Dios y no hay ninguno que pueda jactarse de tener un lugar especial ante Él. Finalmente, desarrollar un "cultus" (de donde obtenemos la palabra "culto") alrededor de una persona fallecida a quien ofrecemos oraciones y peticiones roza la hechicería, (consultar a los muertos) la cual también está estrictamente prohibida en la Escritura (Deuteronomio 18:11)
La beatificación y la canonización son ritos y tradiciones de la Iglesia Católica Romana y se basan en una mala interpretación o mal entendido de las Escrituras. Los santos son el cuerpo de Cristo, los cristianos, la iglesia. Todos los cristianos son considerados santos. Todos los cristianos son santos y al mismo tiempo están llamados a ser santos. En la práctica católica romana, los santos son venerados, rezados, y en algunas instancias, adorados (aunque esto es fervientemente negado por los católicos). En la Biblia, los santos están llamados a reverenciar, adorar y orar solo a Dios.
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