Pregunta
¿Cuál es el conflicto entre carne y espíritu?
Respuesta
El Nuevo Testamento frecuentemente habla sobre el conflicto entre la carne y el espíritu. A veces el asunto es complicado porque no está claro si el espíritu humano está presente o si es el Espíritu Santo de Dios. A veces el contraste es entre el cuerpo con todas sus limitaciones físicas y la parte inmaterial de una persona, pero con frecuencia es entre la conexión del cuerpo con el mundo temporal y el espíritu humano inmaterial que ha sido traído a la vida por el Espíritu de Dios.
Cuando Jesús quiso que Sus discípulos oraran con él en el jardín de Getsemaní antes de Su crucifixión, se quedaron dormidos. Jesús les advirtió: "el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41, NBLA). Las personas normalmente están dominadas por el cuerpo y el mundo físico temporal.
Jesús le dijo a Nicodemo: "Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3:6, NBLA). Una persona puede estar viva físicamente (en el cuerpo o la carne) pero muerta espiritualmente. Una persona que ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios está viva espiritualmente (ver Efesios 2:1 y Colosenses 2:13).
En Romanos 8, Pablo contrasta a los que viven según la carne con los que viven según el Espíritu. Del contexto se desprende claramente que no se refiere a los cristianos carnales y a los cristianos espirituales, sino a los que han nacido de nuevo por el Espíritu Santo y a los que no. Pablo lo dice explícitamente en el versículo 9 (NBLA): "Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él". A los cristianos se les describe como los "que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (versículo 4, NBLA). Los que están en la carne son hostiles hacia Dios, no pueden someterse a Dios y no pueden agradar a Dios (versículos 7-8). Esto solo puede describir a los no creyentes.
Pablo profundiza en el conflicto entre la carne y el espíritu más que cualquier otro escritor del Nuevo Testamento. En los escritos de Pablo, la carne representa los deseos naturales de una persona que actúa al margen de Dios. Una persona que no ha sido resucitada espiritualmente sigue "en la carne". Para Pablo, una persona espiritual es aquella que ha nacido del Espíritu, aunque ocasionalmente no esté a la altura de esa realidad. Él advierte a los gálatas: "¿Tan insensatos son? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿van a terminar ahora por la carne?" (Gálatas 3:3, NBLA).
Una vez que el Espíritu de Dios ha dado vida al espíritu de una persona, los viejos deseos de la carne no desaparecen inmediatamente. Hay una batalla que continúa. "Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que ustedes no pueden hacer lo que deseen" (Gálatas 5:16-17, NBLA).
La persona que ha sido llevada a la vida espiritual, la obra del Espíritu Santo en su interior, querrá agradar a Dios. Sin embargo, la atracción del mundo y las necesidades y placeres temporales y físicos siguen presentes. Por lo tanto, el cristiano debe alimentarse de alimento espiritual y rendirse continuamente al Espíritu de Dios día a día, minuto a minuto. Alimentar el espíritu y someterse al Espíritu se hace leyendo, estudiando y obedeciendo la Palabra de Dios y luego aprovechando todos los medios de nutrición espiritual que la Palabra recomienda, como la oración y la comunión. Cuanto más se adentre uno en la Palabra, más deseará lo que Dios desea. Cuanto más se adentre una persona en "el mundo", más deseará lo que "el mundo" desea. Aunque Pablo no utiliza el concepto de la carne contra el espíritu en Colosenses 3:1-2 (NBLA), los versículos presentan la misma idea: "Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Pongan la mira[a] en las cosas de arriba, no en las de la tierra".
La fortaleza con la que el espíritu del cristiano se alinea con el Espíritu de Dios está en correlación directa con aquello en lo que el cristiano escoge enfocarse. Un enfoque en la Palabra de Dios hará que una persona vea las cosas desde Su perspectiva y reaccione de maneras que agraden a Dios. Un enfoque en la cultura popular, la filosofía mundana, y la sabiduría convencional inevitablemente causará que uno tome la perspectiva de "la carne" y sutilmente o no tan sutilmente distorsionará su criterio. Viviendo en el mundo, somos constantemente bombardeados con los valores y deseos de la carne. A menos que tomemos medidas para contrarrestar esos mensajes, nos encontraremos fuera de sintonía con el Espíritu de Dios que vive en nosotros.
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¿Cuál es el conflicto entre carne y espíritu?