Pregunta
¿Es el carpe diem por lo que debería vivir un cristiano?
Respuesta
Carpe Diem es una frase latina que significa "aprovecha el día", o, más literalmente, "cosecha el día (cuando está maduro)". Carpe Diem implica que uno debería vivir por hoy y no preocuparse por el mañana. Aunque el concepto de Carpe Diem tiene cierto mérito, también existen algunas connotaciones negativas que un cristiano debería considerar antes de usarla como lema de vida.
La frase Carpe Diem se originó en los escritos de Horacio (65–8 a.C.) en su Libro I de las Odas. Cuando Lord Byron utilizó la frase en sus Cartas, publicadas por Thomas Moore en 1830, se convirtió en un modismo popular inglés. La idea del Carpe Diem se expresa en la primera estrofa del poema de Robert Herrick "A las vírgenes, para que aprovechen el tiempo":
"Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta".
Jesús expuso Su propia versión de Carpe Diem en Mateo 6:34: "Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal". Esta instrucción siguió a las garantías de Jesús de que el Padre sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos (versículo 32). La instrucción de Jesús se diferencia de la comprensión común de Carpe Diem en que la atención de Jesús se centraba en confiar en Dios para el mañana, no en fingir que no llegará. El ejemplo de Jesús en Lucas 12:16-21 de un hombre que vive según la filosofía de Carpe Diem fue claramente negativo. Jesús llamó "necios" a quienes se dicen a sí mismos: "repósate, come, bebe, regocíjate" (versículo 19).
Planificar para un buen mañana no es lo mismo que preocuparse por él. La mayoría de las aplicaciones de Carpe Diem implican algún nivel de impulsividad e irresponsabilidad, como en "comamos y bebamos, porque mañana moriremos" (1 Corintios 15:32). La filosofía del Carpe Diem respalda la actitud de satisfacer los deseos carnales hoy porque puede ser que mañana no haya oportunidad de hacerlo. Las versiones del Carpe Diem definen la mentalidad de algunas personas en la pobreza, una mentalidad que les impide hacer planes estratégicos hoy que darán sus frutos mañana y les ayudarán a liberarse de la miseria. Carpe Diem mata hoy a la gallina de los huevos de oro, sin importarle que se pierdan los huevos de oro que le habrían proporcionado todo el año.
Eliminando las respuestas irresponsables y tontas a Carpe Diem, el principio general puede tener algún valor. Debemos estar "aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos" (Efesios 5:16) y aprovechar cada oportunidad para hacer el bien (Gálatas 6:10; Colosenses 4:5). Podemos ver el Carpe Diem como aprovechar cada momento que Dios nos permite vivir, disfrutándolo y reconociendo que no tenemos garantizado el mañana (ver Santiago 4:13-15).
Cuando vivimos sabiendo que nuestros días en esta tierra están contados (Salmo 139:16) y que son muy pocos para que los desperdiciemos preocupándonos por lo que quizá nunca llegue a ser, podemos vivir "en el momento". Deberíamos detenernos y oler (o recoger) las rosas y agradecer a Dios por ellas. Podemos emocionarnos con el canto de un pájaro, maravillarnos con un atardecer, y tomarnos el tiempo para escuchar a los que están solos. Este es el verdadero carpe diem; esto es realmente "aprovechar el día".
Nuestras vidas nos fueron dadas con un propósito, pero ese propósito no es lo que el mundo nos dice que es. No se nos dio la vida para que pudiéramos "aprovechar el día" de manera egoísta. Nuestro propósito es glorificar a Dios en todo lo que hacemos (1 Corintios 10:31). Lo glorificamos dedicando tiempo para apreciar todo lo que Él nos ha dado (2 Pedro 1:3; Romanos 8:32), invirtiendo nuestro tiempo y recursos en las cosas que importan (Mateo 6:20), y preparándonos sabiamente para el futuro, tanto aquí como en la eternidad (Proverbios 6:6–8; 2 Corintios 4:16–18).
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