Pregunta
¿Qué significa ser castigado?
Respuesta
Hebreos 12:6 dice: "Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo" (NBLA). Otra palabra para «disciplina» es «castigo». El pasaje continúa citando Proverbios 3:11-12 (NBLA), que dice: "Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas Su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita". La correcta disciplina es una prueba de amor.
En toda la Escritura, Dios se presenta a sí mismo como un Padre. Aquellos que han recibido a Jesús como Salvador son Sus hijos (Juan 1:12; Gálatas 3:26). Él utiliza la analogía de padre/hijo porque la entendemos. Se compara a sí mismo con un padre amoroso que no solo bendice, sino que disciplina a Sus amados hijos buscando su propio beneficio. Hebreos 12 continúa mostrando que aquellos que no reciben la disciplina de Dios no son hijos legítimos (versículo 8). Un padre amoroso vigila cuidadosamente a su hijo, y cuando ese hijo desobedece sus órdenes y se dirige hacia el peligro, el padre lo disciplina para mantenerlo a salvo. Dios hace eso con nosotros. Cuando un hijo de Dios nacido de nuevo se dirige hacia el pecado o se niega a resistir la tentación, nuestro Padre Celestial trae el castigo a su vida para dirigirlo de nuevo a la santidad.
El castigo puede venir en forma de sentimientos de culpa, circunstancias desagradables, pérdida de paz, ruptura de relaciones o cualquier otra consecuencia negativa por elegir el pecado. A veces, el castigo del Señor puede ser una enfermedad física o incluso la muerte (1 Corintios 11:30).
Muchas veces, la gente pregunta si Dios los está "castigando" por decisiones equivocadas en el pasado. Todo nuestro castigo por el pecado se acabó con Jesús en la cruz (Romanos 5:9). La ira de Dios se derramó sobre Él para que aquellos que están «en Cristo Jesús» (Romanos 8:1) no sufran más ira. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, nuestro Sustituto por el pecado, nuestro pecado es perdonado y Dios no lo recuerda más (Hebreos 8:12; 10:15-18). Sin embargo, con frecuencia, nuestras malas decisiones en el pasado han traído consecuencias desagradables ahora. Dios no elimina necesariamente las consecuencias naturales del pecado cuando nos arrepentimos. Esas consecuencias son herramientas que Dios puede usar para enseñarnos, para evitar que repitamos los mismos errores y para recordarnos la gracia de Dios.
En toda la Biblia se encuentran ejemplos de castigo. Los israelitas desobedecían continuamente los mandamientos de Dios (Números 14:21-23; Jueces 2:1-2; 2 Reyes 18:12). Él fue paciente con ellos, envió profetas para suplicarles y les advirtió muchas veces. Pero cuando se obstinaron y se aferraron a los ídolos o a las malas prácticas, Dios los castigó con plagas o ataques enemigos (Jeremías 40:3). Él todavía los amaba, y por amor no podía permitir que continuaran con un comportamiento que los destruiría.
También hay muchos ejemplos de castigo personal en la Biblia, incluso sobre aquellos en quienes el Señor se deleitaba más: Moisés (Números 27:12), David (1 Crónicas 28:3) y Salomón (1 Reyes 11:11), por nombrar algunos. Observa que, aunque estos hombres cometieron errores y fueron castigados por ellos, Dios no dejó de amarlos ni de usarlos. Él impuso la disciplina adecuada al delito, pero siempre perdonó al corazón verdaderamente arrepentido. Dios siempre restableció la relación.
Cuando pecamos, no podemos esperar que nuestro amoroso Padre Celestial se quede de brazos cruzados. Como nos ama, desea que vivamos vidas santas (1 Pedro 1:15-16; Romanos 8:29). Si alguien profesa conocer a Cristo, pero lleva un estilo de vida de pecado sin arrepentimiento y afirma "sentirse bien al respecto", sin reparos, entonces esa persona no es un hijo legítimo de Dios (Apocalipsis 3:19; Hebreos 12:5-11; Job 5:17; Salmo 94:12; I Juan 3:4-12). Dios "azota a todo el que recibe por hijo" (Hebreos 12:6, NBLA).
English
¿Qué significa ser castigado?