Pregunta
¿Qué eran las ciudades de refugio en el Antiguo Testamento?
Respuesta
Las ciudades de refugio formaban parte de la distribución de la Tierra Prometida entre las doce tribus de Israel. Solamente a una tribu, la de los levitas, no se le dio tierra para desarrollarse. En cambio, debían ser los sacerdotes del Señor y los supervisores del tabernáculo y de todos sus ritos y utensilios. Sólo los levitas podían llevar y armar el tabernáculo (Números 2:5-13). Ya que los levitas no iban a tener un territorio asignado como las otras tribus en la conquista de Canaán, tenían que ser distribuidos por toda la tierra en ciertas ciudades asignadas para su uso. Parte de su herencia incluía cuarenta y ocho ciudades repartidas por toda la tierra (Números 35:6-7). De estas cuarenta y ocho ciudades, se designaron seis como ciudades de refugio. Las ciudades eran Cedes, Siquem, Hebrón, Beser, Ramot y Golán (Josué 20:7-8).
La Ley Mosaica decía que cualquiera que cometiera un asesinato debía ser condenado a muerte (Éxodo 21:14). Pero en el caso de los asesinatos involuntarios, Dios reservó estas ciudades donde el asesino podía refugiarse (Éxodo 21:13). Estaría protegido del vengador, el miembro de la familia encargado de vengar la muerte de la víctima (Números 35:19), hasta que el caso pudiera ir a juicio. La congregación juzgaría para determinar si el agresor actuó sin intención. Si lo hizo, regresaría a la ciudad de refugio y se quedaría a vivir allí de forma segura hasta la muerte del sumo sacerdote que estuviese en el cargo en el momento del juicio, momento en que podría volver a su propiedad. Sin embargo, si el agresor abandonaba la ciudad de refugio antes de la muerte del sumo sacerdote, el vengador tendría el derecho de matarlo (Números 35:24-28).
Probablemente el establecimiento de esos privilegiados santuarios en las ciudades de los levitas se deba a la idea de que los levitas serían los jueces más adecuados e imparciales, que su presencia y sus consejos podrían calmar o detener las pasiones violentas del vengador de la sangre. Al estar consagrados como sacerdotes, los levitas eran los mediadores entre los israelitas y Dios. Así, estaban dotados para interceder con tranquilidad entre el agresor y la familia de la víctima, para evitar que se derramara más sangre.
Las ciudades de refugio son un tipo de Cristo, en el que los pecadores encuentran un refugio contra el destructor de nuestras almas. De la misma manera que una persona podía buscar refugio en las ciudades creadas para ese propósito, nosotros corremos a Cristo para refugiarnos (Hebreos 6:18). Corremos a Cristo para escapar del peligro de la maldición y la condenación de la ley, de la ira de Dios y de una eternidad en el infierno. Solamente Cristo nos da un refugio contra estas cosas, y debemos correr solamente hacia Él. Así como las ciudades estaban a disposición de todos los que escapaban a ellas en busca de seguridad, es Cristo quien ofrece seguridad a todos los que se acercan a Él en busca de refugio del pecado y su castigo.
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¿Qué eran las ciudades de refugio en el Antiguo Testamento?