Pregunta
¿Qué es la conciencia humana?
Respuesta
Ser “consciente” es tener “consciencia”. El término general para los pensamientos, emociones, sensaciones y consciencia general de una persona es la conciencia humana. La Escritura no define explícitamente qué es la conciencia humana, aunque la Biblia proporciona perspectivas sobre este tema. Una visión bíblica de la conciencia humana podría resumirse como “la conciencia del alma de sí misma y de su entorno".
Definir la conciencia humana, no obstante, es notoriamente difícil. Explorar la conciencia supone adentrarse en las preguntas más profundas acerca de lo que significa ser humano. Tal discusión suele implicar una larga lista de misterios y dilemas. Algunos conceptos no están resueltos; otros presentan verdades que compiten o aparentemente se contradicen. La Biblia nos da formas prácticas de entender algunas de estas cuestiones. Sobre otros detalles, la Escritura es silente, y nos deja desenredar las preguntas por nuestra cuenta.
Los términos bíblicos relacionados con este tema deben ser entendidos cuidadosamente, especialmente de acuerdo a su contexto inmediato. La terminología antigua no distinguía entre la "mente" y el "corazón" en la misma medida que las lenguas modernas. Eso no significa que las emociones y el intelecto nunca fueran distinguidos. Más bien, significa que las palabras traducidas como "corazón" en la Escritura no son necesariamente referencias a "sentimientos puros". En algunos casos, lo que la Biblia se refiere como "el corazón", un escritor moderno podría bien etiquetarlo como "la mente".
En lo que se refiere a la conciencia humana, la Escritura la describe de la siguiente manera:
• La conciencia humana es parte de haber sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:27; Salmo 139:14). Los seres humanos estamos compuestos de miembros distintos pero unificados, como el cuerpo, el alma y el espíritu. Hay una conexión íntima e inevitable entre estos miembros, pero no son idénticos. Esto es similar a la relación entre los miembros de la Trinidad, y contrasta tanto con los animales completamente físicos como con los ángeles totalmente espirituales. Otro aspecto de esta “imagen” es que el hombre es capaz de autoconciencia y pensamiento objetivo.
• La conciencia humana es influenciada —no iniciada— por el cuerpo (Romanos 7:23; Efesios 5:18; 1 Corintios 6:12). Los factores físicos influyen en la consciencia y el pensamiento. Sin embargo, la conciencia no es lo mismo que el cuerpo material. Ni tampoco es una repercusión carente de control o sin consciencia de los procesos materiales. Multitud de preguntas sobre esta relación a menudo se denominan "el problema mente-cuerpo".
• La conciencia humana es distinta del “yo” (Colosenses 3:2; 1 Pedro 1:13; Romanos 12:2). Nuestros pensamientos conscientes son algo “ajeno” a nosotros mismos; somos conscientes de esta distinción. Los seres humanos pueden influir deliberadamente en sus propios pensamientos y perspectivas. Retenemos cierto grado de control sobre tales cosas, o, al menos, podemos buscar deliberadamente cambiarlas.
• La conciencia humana sólo es percibida por el individuo y Dios (1 Samuel 16:7; 1 Corintios 2:11; Juan 7:24). Una enorme barrera para el estudio científico de la conciencia es que ésta no puede ser medida o observada directamente. Solo puede ser reportada de manera subjetiva por la propia conciencia. Del mismo modo, ningún ser humano puede saber nunca con absoluta certeza lo que otra persona está sintiendo o pensando. Esta es una razón fundamental para ser cautelosos al intentar juzgar a los demás (Romanos 14:4; Juan 7:24).
• La conciencia humana no es lo mismo que la "conciencia moral" (1 Timoteo 4:2; 1 Samuel 25:31). La conciencia moral es una parte estrecha de la conciencia. La conciencia moral es una reacción emocional dada por Dios al conflicto entre nuestros valores y nuestros pensamientos y acciones.
• La conciencia humana es una parte integrada del todo (Mateo 22:37; Hebreos 4:12; Salmo 103:1). Aunque la Escritura distingue implícitamente entre mente, cuerpo, alma, espíritu, intelecto, corazón, etc., todos estos están destinados a estar completamente enfocados en la voluntad de Dios. En lo que concierne a nuestra vida diaria, las distinciones finas entre estos son irrelevantes. Todo lo que somos, y lo que podemos controlar, debería ser sometido a Dios en la medida de nuestras capacidades.
La relación entre el alma, el espíritu, la mente y el cuerpo incluye la conciencia humana y es indescriptiblemente compleja. La existencia de la conciencia —al menos, nuestra propia conciencia individual— es imposible de negar. Cuando el filósofo René Descartes intentó crear un punto de partida absoluto para todo el conocimiento humano, comenzó con la autoevidencia de su propia conciencia humana: “Pienso, luego existo”. La Biblia puede no dar detalles sobre la naturaleza de la conciencia, pero refleja con precisión ideas que nuestra experiencia confirma.
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¿Qué es la conciencia humana?
