Pregunta
¿Qué es la confesión de los pecados? ¿Qué significa confesar el pecado?
Respuesta
La confesión de los pecados es admitir lo que hicimos y estar de acuerdo con Dios en que nuestras acciones o palabras fueron incorrectas. En un tribunal de justicia, una persona que confiesa un delito está aceptando que, de hecho, violó una norma social. Cuando confesamos nuestros pecados, admitimos que violamos la ley de Dios. Admitimos que elegimos hacer, decir o pensar algo contrario a la voluntad de Dios, y nos declaramos culpables ante Él.
Relacionado con la confesión está el arrepentimiento. Mientras que la confesión implica admitir que lo que hicimos estuvo mal, el arrepentimiento implica un deseo de cambiar de rumbo. No solo reconocemos nuestro pecado, sino que tomamos medidas para superarlo y abandonarlo. La confesión sin arrepentimiento son solo palabras. La mayoría de las personas confesarán un pecado cuando sean atrapadas con las manos en la masa, pero es posible que no tengan intención de cambiar. Su muestra de remordimiento se debe a las consecuencias de sus acciones, no al pecado de las acciones. Juan el Bautista predicó el arrepentimiento para preparar el camino del Mesías: "den frutos dignos de arrepentimiento" (Mateo 3:8, NBLA). En otras palabras, Juan aconsejó a sus oyentes que no se limitaran a confesar sus pecados, sino que demostraran con sus acciones que realmente se habían arrepentido de ellos.
La Biblia presenta dos vías para la confesión de los pecados. En primer lugar, debemos confesar nuestros pecados a Dios. Primera de Juan 1:9 (NBLA) dice: "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad". En segundo lugar, debemos confesar nuestros pecados a otros creyentes. Santiago 5:16 (NBLA) dice: "Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados". Cuando hemos hecho daño a alguien, es apropiado confesar nuestra mala acción a esa persona y buscar su perdón.
Varios factores pueden dificultar o impedir nuestra confesión de pecados. Uno de ellos es el orgullo. No nos gusta admitir que nos hemos equivocado. El orgullo se apresura a justificar, explicar o echar la culpa en lugar de confesar y ser perdonado (Proverbios 16:18). Dios resiste a una persona orgullosa (Santiago 4:6; 1 Pedro 5:5). La confesión de los pecados no sirve de mucho cuando es forzada o poco sincera, porque no es un verdadero acuerdo con Dios, sino un intento temporal de apaciguar una conciencia culpable o de tranquilizar a otra persona.
Otro factor que dificulta la confesión de los pecados es la ignorancia. En nuestra época moderna, la gente es cada vez más analfabeta en materia bíblica, y los corazones se están enfriando hacia las cosas de Dios. El descuido de las Escrituras significa que muchos, incluidos los que profesan ser cristianos, ignoran lamentablemente las normas morales de Dios. Algunos satisfacen sus deseos pecaminosos con poco remordimiento, prefiriendo permanecer en la oscuridad antes que tener que confesar y abandonar su pecado. Su actitud es "la ignorancia es felicidad", y pueden incluso resistirse a aprender más sobre la Palabra de Dios por temor a que les haga sentir culpables por su estilo de vida. Dios nos hace responsables de todo lo que nos ha confiado, por lo que la ignorancia no es excusa para no confesar nuestro pecado a Dios y ser perdonados.
Cuando confesamos nuestros pecados a alguien a quien hemos hecho daño, esa confesión debe ir acompañada de una petición de perdón. Aunque no podemos obligar a nadie a perdonarnos, siempre debemos poner esa opción a su disposición para que puedan vivir libres de rencor hacia nosotros. La Biblia está llena de mandamientos para perdonarnos unos a otros (Efesios 4:32; Colosenses 3:13; Mateo 6:14). Jesús incluso nos dio un tutorial paso a paso sobre la confesión y la restauración dentro de la iglesia (Mateo 18:15-17). Hay otras ocasiones en las que nuestro pecado no fue contra una persona específica, pero podemos confesarlo de todos modos a hermanos y hermanas cristianos como una forma de hacernos responsables del cambio (Santiago 5:16).
Un viejo adagio dice: "La confesión es buena para el alma". Esto es cierto. Dios quiere que vivamos con la conciencia limpia y el corazón puro (Mateo 5:8; Salmo 24:4). Esto solo es posible cuando confesamos y abandonamos nuestros pecados con regularidad, teniendo siempre presente el modelo de Jesús (1 Corintios 4:16; 11:1). Él nunca tuvo que confesar Sus pecados porque nunca cometió ninguno (Hebreos 4:15). Pero nadie más puede decir eso con sinceridad, así que debemos aprender a confesar nuestros pecados regularmente tanto a Dios como a otras personas para poder vivir libres de culpa y vergüenza (Colosenses 2:14).
English
¿Qué es la confesión de los pecados? ¿Qué significa confesar el pecado?