Pregunta
¿Cómo puedo elegir un buen consejero/terapeuta cristiano?
Respuesta
Para entender la terapia cristiana o la consejería bíblica, es importante conocer un poco de su historia. La psicoterapia suele asociarse con Sigmund Freud o Carl Rogers. Sin embargo, los cristianos generalmente consideran que las teorías detrás del psicoanálisis no son bíblicas y por lo tanto no son útiles en la terapia. En los últimos 50 años, cristianos de diversas profesiones han tratado de acortar la brecha entre la psicología y la Biblia. Los pioneros de la terapia cristiana no querían asociarse con teorías hechas por el hombre. Hoy, sin embargo, muchos consejeros cristianos han encontrado algún valor en la ciencia de la investigación, la técnica terapéutica y los estudios socioculturales. No obstante, a las partes útiles de estas teorías se les da un peso diferente en una cosmovisión bíblica.
Hay consejeros cristianos hoy en día con enfoques opuestos a la consejería. No hay nada intrínsecamente pecaminoso en los métodos de tratamiento psicológico, aunque hayan sido inventados por quienes no creen en la Biblia. Los consejeros que no creen que la Biblia tiene mucho que decir sobre la práctica de la terapia no están viendo el problema desde la perspectiva de Dios. Por otra parte, los consejeros que no creen que la psicología tiene un lugar en la terapia están perdiendo el valor de estudiar lo más complejo que Dios hizo: el ser humano. La mayoría de los consejeros cristianos están de acuerdo en que la Biblia es el fundamento para entender la mente porque Dios hizo la mente. La Biblia proclama ser suficiente para todo lo que necesitamos, y la consejería no es una excepción (2 Pedro 1:2-4; Hebreos 4:12; 2 Timoteo 3:16-17).
¿Necesita realmente un cristiano un consejero "cristiano" o un terapeuta "cristiano", o puede acudir a cualquier consejero, de la misma manera que acude a un médico cuando se fractura una pierna? La diferencia entre la consejería terapéutica y el tratamiento de una pierna fracturada es que la consejería está diseñada para ministrar nuestras almas. Sí, nuestra vida exterior y nuestros dolores emocionales son motivaciones para buscar consejo, pero en última instancia es nuestra alma la que está en peligro. Por lo tanto, es mejor que nos atienda un consejero cristiano porque un creyente tendrá la verdad de Dios, la cual no se puede reemplazar por la filosofía hecha por el hombre.
La psicología secular es una solución en forma de parche para una enfermedad terminal. El parche sirve para un propósito y es útil por un tiempo, pero sólo la salvación de Cristo y la obra del Espíritu Santo pueden curar lo que verdaderamente aqueja al alma. Un consejero guiado por Jesús puede usar sólo la Biblia, la Biblia y la literatura psicológica, o sólo la psicología para ayudar a un paciente. El ingrediente clave es Jesús. Él es el sanador. Él es la medicina para todas las pruebas y problemas de la vida (Salmo 103:3).
Desafortunadamente, un consejero puede tener el deseo de aconsejar bíblicamente pero no estar equipado para aconsejar. Es importante examinar su historial. ¿Fue a una universidad u obtuvo un certificado por medio de otro tipo de organización? ¿Cuáles son sus creencias sobre Dios? Es útil preguntarle al consejero sobre su educación y cómo piensa usar las Escrituras en su práctica. Otro rasgo importante de un consejero eficaz y equipado es la capacidad de escuchar y empatizar. Puede conocer las Escrituras y las técnicas terapéuticas, pero si no escucha bien, el paciente no se sentirá ayudado. Sermonear a un paciente pocas veces es terapéutico. El consejero debe estar interesado en aprender sobre el paciente para ayudar a reparar lo que está dañado o fortalecer lo que está mal.
Para elegir un consejero, comienza con la oración y comprométete a seguir donde el Señor te guíe. En segundo lugar, busca un pastor de confianza o una iglesia que haga hincapié en el discipulado de sus miembros. Otra posible fuente de ayuda pueden ser los consejeros profesionales especializados en asesoramiento bíblico o cristiano. La consejería secular también puede ser útil, si se hace en conjunto con (y no en lugar de) el discipulado bíblico.
No hay un consejero o terapeuta cristiano perfecto. Los consejeros son humanos y por lo tanto son pecadores. Las siguientes preguntas son útiles a la hora de elegir un consejero cristiano o bíblico: ¿Escuchan bien? ¿Saben empatizar? ¿Entienden cómo se aplica la Biblia a una situación? ¿Dan una respuesta tanto positiva como crítica? El aconsejado debe sentir que el consejero está "a su favor", es decir, que es un aliado contra el problema.
Los pequeños grupos de apoyo de personas con una actitud positiva, segura y con sabiduría bíblica también son útiles para el crecimiento; por supuesto, para participar en un grupo de apoyo se requiere honestidad y vulnerabilidad. Una entrega humilde al Señor y el tiempo dedicado a buscarlo son fundamentales para la sanidad. Estudia la Palabra personalmente y ora, porque sólo el Espíritu Santo puede producir frutos espirituales (Gálatas 5:22-23). Mientras te recuperas, mantén tus ojos en Jesús y sigue avanzando hacia el final de la carrera (2 Timoteo 4:7; Hebreos 12:1).
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