Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre cuánto poder poseen los cristianos?
Respuesta
El poder se puede definir como la habilidad de hacer algo a partir de la fuerza, la destreza, los recursos o la autoridad conferida. La Biblia dice que el poder de un cristiano viene de Dios a través del Espíritu Santo.
Dios es la máxima fuente de poder. Todo el poder viene de Él y está sujeto a Él: "Tuya es, oh Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Señor, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos." (1 Crónicas 29:11-12).
Muchos pasajes del Antiguo Testamento hablan de Dios otorgando Su poder a los débiles: "El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas" (Isaías 40:29). El Salmo 68:35 dice que Dios da poder a Su pueblo: "Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; el Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. Bendito sea Dios". A menudo, leemos que el poder de Dios es dado a los reyes (1 Samuel 2:10) y a los profetas: "Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu del Señor, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado" (Miqueas 3:8).
El inagotable poder de Dios, derramado en la vida de Su pueblo, se ve en varias instancias en las Escrituras. La Biblia dice que el evangelio es el poder de Dios para la salvación: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16; también 1 Corintios 1:18).
El poder de un cristiano, su capacidad de hacer cualquier cosa que valga la pena, se recibe del Espíritu Santo. Cuando Jesús ascendió a lo alto, les dijo a Sus discípulos que esperaran el poder que necesitarían: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Sin el Espíritu Santo, los discípulos sólo estarían dando vueltas a sus ruedas, sin importar lo capacitados, enérgicos o entusiasmados que estuvieran a la hora de presentar el evangelio.
El poder que un cristiano recibe de Dios fortalece su interior: "Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu" (Efesios 3:16). No nos desanimamos, porque, aunque "este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día" (2 Corintios 4:16).
El poder que un cristiano recibe de Dios le permite convertirse en un servidor del Evangelio: "del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder" (Efesios 3:7).
El poder de un cristiano no es de él mismo. Después de que Dios usara a Pedro para sanar a un cojo, el apóstol explicó a los asombrados espectadores que el hombre fue sanado no por el propio poder de Pedro sino por la fe en el nombre de Jesucristo: "Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús...Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros" (Hechos 3:12-16).
El poder que un cristiano recibe de Dios le permite soportar el sufrimiento ante la persecución: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios" (2 Timoteo 1:7-8).
El poder de un cristiano se perfecciona en la debilidad: "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" (2 Corintios 12:9).
Un cristiano encuentra el poder en la oración: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16).
Dios da poder a los cristianos para el ministerio, para hablar en Su nombre con confianza en Su constante presencia: "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28:18-20).
Efesios 3:20 nos dice que el poder de Dios está más allá de nuestra comprensión. El poder divino actúa en los cristianos para hacer mucho más de lo que podemos pedir o imaginar. El nos da la capacidad, fortaleza, destreza, recursos y autoridad que exceden todo lo que podemos soñar o imaginar. Efesios 1:19-20 dice que nada se compara con Su gran poder para nosotros los que creemos. De hecho, este poder que Dios da a los creyentes es el mismo poder que resucitó a Jesucristo de entre los muertos y lo sentó en los lugares celestiales.
Los creyentes tienen un gran motivo para regocijarse. La Biblia dice que el poder que tiene un cristiano nos da todo lo que necesitamos para vivir una vida santa en este mundo de pecado: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:3).
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¿Qué dice la Biblia sobre cuánto poder poseen los cristianos?