Pregunta
¿Por qué debemos dar gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18)?
Respuesta
En una sección muy práctica de la primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, él alienta a sus lectores a dar gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18). En el contexto inmediato, los había exhortado a estar siempre gozosos (versículo 16) y a orar sin cesar (versículo 17). Estas son características reconocibles de una persona que está animada y creciendo en su fe. Las dos primeras son fáciles de entender, ser alegre y orar no son ideas complejas. Pero la instrucción de Pablo de que los creyentes tesalonicenses deben dar gracias en todo presenta un desafío único.
Vale la pena destacar que Pablo no les dice que den gracias por todo. La preposición utilizada en 1 Tesalonicenses 5:18 es la palabra griega en, que se traduce mejor por la preposición en español en. Pablo no les está diciendo que deben estar agradecidos por las dificultades que estaban encontrando; en cambio, los está desafiando a que estén agradecidos en cualquier circunstancia. Pablo reconoce que el secreto del contentamiento no se encuentra en las circunstancias. Más bien, hay contentamiento en reconocer que Cristo es quien nos fortalece para cualquier cosa que enfrentemos (Filipenses 4:11-13).
También es evidente que Dios permite cosas en nuestras vidas para ayudarnos a crecer, para ser más como Cristo, de hecho, esa búsqueda (parecerse a Cristo) es el propósito principal que Dios tiene para nosotros en la santificación (ser apartado o santo). Si Dios obra todas las cosas para el bien de aquellos que lo aman (Romanos 8:28) y ese bien es que seamos más como Cristo (versículo 29), entonces podemos esperar que Él incluso utilice las dificultades en nuestras vidas para ayudarnos a ser más como Él. Debido a que Él trabaja para ese propósito en nuestras vidas, podemos estar llenos de gratitud, sabiendo que hay un propósito incluso en las dificultades que no podemos entender.
En Romanos 5:3, Pablo usa un lenguaje aún más fuerte que en 1 Tesalonicenses 5:18, explica que podemos alegrarnos o regocijarnos incluso en el sufrimiento, por lo que el sufrimiento produce en nosotros. El sufrimiento produce perseverancia, la perseverancia desarrolla un carácter probado, el carácter que ha sido probado desarrolla la esperanza, y la esperanza de Dios nunca decepciona. Si Dios puede usar el sufrimiento y las pruebas de esa manera, para ayudarnos a madurar, entonces esas experiencias valen la pena. Como Pablo anima a los corintios, las aflicciones momentáneas que encontramos en esta vida están produciendo lo que él llama un "eterno peso de gloria" (2 Corintios 4:17). Pablo añade que los sufrimientos de hoy no son nada comparados con la gloria que veremos en el futuro (Romanos 8:18). En otras palabras, todo vale la pena.
Si tenemos este tipo de perspectiva global, podemos dar gracias en todo, porque entendemos como Dios está utilizando esas cosas en nuestras vidas para hacernos crecer ahora y en el futuro. Jesús ilustra este principio a Sus discípulos en Juan 16:21: el dolor del parto es muy intenso, y durante el parto puede parecer que no vale la pena. Pero cuando una madre sostiene a su recién nacido, ya no está pensando en el dolor, sino solo en la alegría que se ha producido. De la misma manera, podemos dar gracias en todas las cosas, sabiendo que las dificultades, las adversidades y los sufrimientos son como los dolores del parto, y que el resultado del carácter probado y de una esperanza segura es como sostener al bebé recién nacido. Hay poder en entender lo que Dios ha revelado acerca de cómo nos hace crecer. Sus métodos pueden ser dolorosos a veces (ver Hebreos 12:7-11), pero el resultado es el fruto pacífico de la justicia. Cuando nuestra perspectiva está informada por Su Palabra, dar gracias en todo tiene perfecto sentido.
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¿Por qué debemos dar gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18)?