Pregunta
¿Cuál es la definición de un hombre en la Biblia?
Respuesta
Dios creó a la humanidad como hombre y mujer: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:27, véase también Génesis 2:20-24; 5:2). Un hombre es una persona del género masculino, y una mujer es una persona del género femenino.
La palabra hebrea para una persona de género masculino es zāḵār. Se cree que esta palabra tenía un significado original de "agudeza" o "prominencia", posiblemente refiriéndose a la característica fisiológica de la anatomía reproductiva masculina. Otra rara pero descriptiva y divertida expresión para "hombre" se utiliza en el Antiguo Testamento. La expresión hebrea aparece sólo seis veces (véase 1 Samuel 25:22, 34; 1 Reyes 14:10; 16:11; 21:21; 2 Reyes 9:8) y se traduce literalmente como "el que orina contra un muro".
La palabra del Nuevo Testamento griego para un adulto biológicamente masculino, anēr (véase Mateo 14:21), también se usa para indicar a un esposo (véase Mateo 1:19). Una segunda palabra griega relacionada (arsēn) denota el género masculino (véase Lucas 2:23).
Lo único que Dios calificó como "no bueno" en el relato de la creación fue "que el hombre estuviera solo" (Génesis 2:18; 1 Corintios 11:11-12). Al crear "una ayuda idónea para él", Dios proporcionó lo que faltaba y era necesario para la plenitud y realización del hombre, de modo que Adán pudiera convertirse no solo en un macho solitario de su especie, sino en un legítimo modelo de la raza humana. Eva era el opuesto correspondiente de Adán (Génesis 2:21–24). La mujer es el complemento o recíproco del hombre, no simplemente un accesorio útil añadido (1 Corintios 11:11; 1 Pedro 3:7). Juntos, un hombre y una mujer forman la humanidad creada a imagen de Dios. Y solo juntos, como hombre y mujer, encuentran sus contrapartes sexuales y su indispensable pareja procreativa.
La igualdad espiritual de hombres y mujeres no equivale a una identidad igual. Mientras que las palabras sexo y género están siendo sistemáticamente redefinidas por el pensamiento moderno, Dios hace una distinción entre los dos sexos en las Escrituras. Existen diferencias estructurales y funcionales. En general, los hombres son más grandes y físicamente más fuertes que las mujeres. Un hombre es físicamente incapaz de tener un hijo. Es el hombre quien puede fertilizar o inseminar a la mujer para producir descendencia.
La Biblia da pocas pautas específicamente para los hombres. El camino al crecimiento espiritual y la madurez cristiana es esencialmente el mismo para hombres y mujeres. Sin embargo, se hicieron ciertas distinciones para los hombres bajo el Antiguo Pacto y como parte de los requisitos sacerdotales. "Todo varón entre vosotros será circuncidado," establece los términos del pacto de Dios con Su pueblo (véase Génesis 17:10-23). Solo los descendientes varones de Aarón podían participar de las ofrendas de alimentos (Levítico 6:18; Números 18:10). Tres veces al año, durante las fiestas anuales, "todos los hombres" debían presentarse ante el Señor como representantes de sus familias (Éxodo 23:17; 34:23; Deuteronomio 16:16). Los primogénitos varones eran consagrados como santos al Señor (Éxodo 13:2, 12; Lucas 2:23).
Hombres y mujeres tienen diferentes roles o funciones dentro de la iglesia, la familia y el matrimonio (1 Corintios 14:33-35; 11:3-10; Efesios 5:22-33; 1 Timoteo 2:11-15; Tito 2:1-5). Dios diseñó a los hombres para ser los líderes espirituales, maestros y cabezas en cada una de estas áreas (1 Timoteo 3:2; Hechos 6:2-6), no como señores dominantes, sino como siervos amorosos y fieles (Colosenses 3:18-19; 1 Pedro 3:1-7; 5:1-4; Proverbios 5:15-19). Están llamados a ser buenos padres (Colosenses 3:21; Efesios 6:4) y hombres de integridad sexual (1 Tesalonicenses 4:3-7; Mateo 5:27-28; 1 Corintios 7:2-5) que operan dentro del marco de la humildad, el respeto, la piedad y la compasión (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:1-3; Efesios 5:21, 25-30; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:7).
Jonathan Parnell escribe: "Lo que hace a los hombres hombres, o a las mujeres mujeres, está intrínsecamente conectado con la majestuosidad de Dios en nuestro diseño. Cada uno de nosotros existe tal y como es para mostrar esa gloria" (Good: The Joy of Christian Manhood and Womanhood, Strachan, O., y Parnell, J., eds., Desiring God, 2014, p. 4). Dios creó a hombres y mujeres para complementarse y completarse mutuamente y así convertirse en la máxima expresión glorificadora de Dios de Su naturaleza y carácter. Cuando un hombre cumple su llamado dado por Dios: cuando ama y sirve a Dios y ama a su prójimo como a sí mismo (Mateo 22:37-40), honra a Cristo en la iglesia y glorifica a Dios en el mundo.
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