Pregunta
¿Predice la Biblia la destrucción de Damasco?
Respuesta
Damasco, con una población de 2 millones de personas, es la capital de Siria y una de las ciudades más antiguas del mundo. Su historia está marcada por agitaciones, derramamiento de sangre, invasiones, destrucción, reconstrucción y más destrucción.
Para comprender mejor Isaías 17, que habla sobre la destrucción de Damasco, es recomendable comenzar con Isaías 7. En este pasaje, el reino del norte de Israel, llamado Efraín, está tramando una alianza impía con Damasco, la capital de Siria, contra el reino del sur, Judá. Ante la amenaza de guerra, el rey Acaz y el pueblo de Judá se asustan con razón, pero el Señor da al profeta Isaías un mensaje de esperanza y consuelo:
"Por tanto así dice el Señor Dios: "No prevalecerá ni se cumplirá. Porque la cabeza de Aram es Damasco, y la cabeza de Damasco es Rezín (y dentro de otros sesenta y cinco años Efraín será destrozado, dejando de ser pueblo), y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si ustedes no lo creen, de cierto no permanecerán"" (Isaías 7:7-9, NBLA).
Efraín y Damasco no obtendrán la victoria, ya que el reino del sur resistirá. Cabe destacar que la destrucción de Efraín y Siria también está profetizada en Isaías 9:8–21.
Ahora examinemos el pasaje clave sobre la destrucción de Damasco, profetizada por Isaías:
"Oráculo contra Damasco:
"Damasco dejará de ser ciudad,
Y vendrá a ser un montón de ruinas.
Abandonadas están las ciudades de Aroer.
Serán para los rebaños, para que se echen en ellas,
Y no habrá quien los espante.
Desaparecerá la fortaleza de Efraín
Y la soberanía de Damasco,
Y el resto de Aram
Vendrá a ser como la gloria de los israelitas",
Declara el Señor de los ejércitos" (Isaías 17:1-3, NBLA).
Según el decreto del Señor, el monarca sirio fue asesinado y la gran ciudad de Damasco fue saqueada por los invasores asirios:
"Entonces Rezín, rey de Aram, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra y sitiaron a Acaz; pero no lo podían vencer. En aquel tiempo Rezín, rey de Aram, recuperó a Elat para Aram, y echó a los judíos de Elat completamente; y los arameos vinieron a Elat y allí han morado hasta hoy. Acaz envió mensajeros a Tiglat Pileser, rey de Asiria, diciéndole: "Yo soy tu siervo y tu hijo; sube y líbrame de la mano del rey de Aram y de la mano del rey de Israel que se han levantado contra mí". Acaz tomó la plata y el oro que se hallaba en la casa del Señor y en los tesoros de la casa del rey, y envió un presente al rey de Asiria. El rey de Asiria lo escuchó, y el rey de Asiria subió contra Damasco y la tomó, y se llevó a su pueblo al destierro en Kir, y dio muerte a Rezín" (2 Reyes 16: 5-9, NBLA).
En algunos casos, los pasajes proféticos pueden tener un "cumplimiento doble". Los asirios saquearon Damasco, pero esta ciudad no dejó de existir, como lo profetizó Isaías (Isaías 17:1). Su cumplimiento final podría ocurrir al inicio del reino milenario de Jesucristo, cuando él juzgue a las naciones:
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda" (Mateo 25: 31-33).
Las naciones hostiles a Israel serán castigadas. Siria ha sido enemiga de los judíos durante mucho tiempo y, hasta el día de hoy, continúa amenazando a Israel. Esta hostilidad no pasará desapercibida, y el juicio de Jesucristo será rápido y certero.
La historia muestra que Damasco ha sido destruida muchas veces, pero su destrucción final podría ocurrir al inicio del reinado milenario de Jesús, cuando gobierne desde Jerusalén. Como se predijo en el Salmo 2:9: "Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás". En este juicio futuro, Damasco dejará de existir.
Existen dos tipos de profecías bíblicas: las que ya se han cumplido y las que están por cumplirse. Lo que Dios ha decretado sin duda se llevará a cabo. Cada palabra profética que aún no se ha cumplido, lo hará en el tiempo de Dios, exactamente como está escrita (2 Pedro 3:9). La Biblia da una advertencia severa a los pueblos, gobernantes y naciones que buscan la destrucción de Israel:
"Ahora pues, oh reyes, muestren discernimiento;
Reciban amonestación, oh jueces de la tierra.
Adoren al Señor con reverencia,
Y alégrense con temblor.
Honren al Hijo para que no se enoje y perezcan en el camino,
Pues puede inflamarse de repente Su ira.
¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian!" (Salmo 2: 10-12, NBLA).
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