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Pregunta

¿Quién es el maligno en Mateo 6:13 (NTV)?

Respuesta


En Mateo 6:9-13, Jesús nos da un ejemplo de cómo orar. El Padre Nuestro, como se le llama comúnmente, contiene seis peticiones. Cada petición tendrá el efecto de glorificar a Dios y proteger a los creyentes del "maligno" (versículo 13). El maligno es Satanás, a quien Jesús llama "un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira" (Juan 8:44, NBLA). Sabiendo que Satanás es homicida y mentiroso, ¿qué deben hacer los creyentes? Debemos orar a Dios, siguiendo el modelo del Padre Nuestro.

Cuando oramos: "Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre" (Mateo 6:9, NBLA), estamos reconociendo la soberanía y santidad de Dios por encima de todo lo demás, incluido el maligno. Este reconocimiento fortalece nuestra defensa espiritual contra el maligno, que no es rival para Dios. Cada vez que invocamos a nuestro "Abba", al mismo tiempo rechazamos las mentiras, el engaño, las artimañas y la corrupción del maligno. En cuanto al nombre del Señor, Salomón escribe: "El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo" (Proverbios 18:10, NBLA). Corramos hacia el Señor con la plena seguridad de que estaremos a salvo del maligno.

La súplica para que venga el reino de Dios es una oración contra el gobierno y el dominio del maligno en la tierra (Mateo 6:10). En la época actual, el reino de Dios se refiere a Su presencia real en los corazones y las vidas de los creyentes: "El reino de Dios no viene con señales visibles, ni dirán: "¡Miren, aquí está!" o: "¡Allí está!". Porque, el reino de Dios está entre ustedes" (Lucas 17:20-21, NBLA). El reino de Dios también se refiere al reinado de Cristo en Su iglesia: "Y todo lo sometió bajo Sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo" (Efesios 1:22-23, NBLA). Aunque Dios es "Señor de todo" (Romanos 10:12, NBLA), los creyentes deben seguir santificando "a Cristo como Señor en sus corazones" (1 Pedro 3:15, NBLA) mediante el amor y la obediencia (Juan 14:15).

Debemos orar para que Dios cumpla Su voluntad: "Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo" (Mateo 6:10, NBLA). Al hacerlo, nos alineamos con la voluntad de Dios en lugar de caer víctimas del maligno. El maligno no desea otra cosa que "robar, matar y destruir" (Juan 10:10, NBLA). Para este fin, trata de empujarnos hacia el pecado y la rebelión contra Dios. Por eso, al alinearnos con la voluntad de Dios, resistimos los intentos del maligno de llevarnos por el mal camino.

La oración por el "pan nuestro de cada día" reconoce nuestra dependencia de Dios para todas las necesidades, ya sean físicas o espirituales (Mateo 6:11). Por el contrario, el maligno intenta atraernos hacia la autosuficiencia y la avaricia. Sin embargo, la autosuficiencia y la avaricia no son lo que Dios quiere para nosotros. En vez de eso, Él quiere que dependamos de Él para todo. No hay egoísmo en esta oración. Como bien dijo D. A. Carson, "La oración es por nuestras necesidades, no por nuestras codicias" (Mateo: The Expositor's Bible Commentary, Vol. 8, Zondervan, 1984, p. 171).

Pedir perdón y la determinación de perdonar a los demás se opone directamente a la estrategia del maligno de discordia, desunión y división (Mateo 6:12). El maligno prospera en entornos caóticos y que no perdonan. Pero mediante esta súplica del Padre Nuestro, encarnamos la paz y la reconciliación de Cristo, que hizo "la paz por medio de la sangre de Su cruz" (Colosenses 1:20, NBLA).

Por último, la oración para librarnos de la tentación y del maligno pone de relieve la realidad de la guerra espiritual (Mateo 6:13). Cuando Jesús menciona al "maligno", señala explícitamente a Satanás como nuestro principal adversario. Esta parte del Padre Nuestro es un llamado consciente a la intervención divina contra los intentos del maligno de atraparnos en el pecado. Aunque el diablo intente tentarnos para que pequemos, Dios siempre nos ofrece una vía de escape: "No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla" (1 Corintios 10:13, NBLA). La oración es una vía de escape, que nos proporciona la armadura y la estrategia necesarias para resistir las artimañas del maligno.

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