Pregunta
¿Qué significa que "el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23:12)?
Respuesta
Los maestros y líderes religiosos judíos de la época de Jesús -los escribas y fariseos-mostraban muchos rasgos poco deseables. Los principales eran el orgullo y la hipocresía. En Mateo 23:1-12, Jesús advierte a Sus seguidores que no imiten su despreciable comportamiento, concluyendo con estas palabras: "El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás; pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados" (Mateo 23:11-12, NTV).
Según los principios paradójicos del reino de Dios, la persona más grande es la que está dispuesta a rebajarse al lugar más bajo y servir a los demás (ver Mateo 20:24-28). Los fariseos trataron de demostrar lo mucho que valían situándose por encima de los demás. Sin embargo, los siervos fieles del Señor no necesitan exaltarse. No tienen nada que demostrar. Al contrario, se humillan ante Dios y se llenan de Su gracia, confiando en que Dios exalta a los humildes (Santiago 4:6, 10).
Dios ordena a Su pueblo: "humillarte ante tu Dios" (Miqueas 6:8; ver también Éxodo 10:3; Isaías 57:15; Sofonías 2:3; Lucas 14:9-11; 1 Pedro 3:8) y "con toda humildad" (Efesios 4:2; ver también Colosenses 3:12; Santiago 3:13). El Señor declara: "Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido, a los que tiemblan ante mi palabra" (Isaías 66:2, NTV). Las Bienaventuranzas retumban con recordatorios de que Dios exalta a los humildes (ver Mateo 5:3-12).
El liderazgo piadoso siempre está marcado por la humildad. Pedro enseñó: "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" (1 Pedro 5:5-6).
La Biblia describe constantemente a las personas que merecen altos cargos como aquellas que tienen una actitud de servicio sin pretensiones (Proverbios 25:6-7; 2 Samuel 7:8; 1 Reyes 14:7; Lucas 1:52).
Un día, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?" (Mateo 18:1). El Señor respondió: "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos" (Mateo 18:3-4; ver también Mateo 19:14). La humildad está vinculada al arrepentimiento y a la salvación (ver 2 Reyes 22:19; 2 Crónicas 7:14; 12:6-7; 12; 30:11; 33:12,19; 34:27).
Jesucristo nos dio el máximo ejemplo de sumisión humilde y obediente al Padre: "Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:6-11, NTV). Dios Hijo se humilló y se hizo humano. Sirvió desinteresadamente a los demás y, en última instancia, sacrificó Su vida para salvarnos (Mateo 20:26-28). Finalmente, Dios lo exaltó al más alto lugar de honor.
Así como "antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu" (Proverbios16:18), "la honra precede la humildad" (Proverbios 15:33). Los orgullosos son humillados, pero Dios exalta a los humildes.
La verdadera grandeza a los ojos de Dios es que "Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos" (Juan 3:30, NTV). Significa llegar a ser como Jesús, que se inclinó para lavar los pies de los discípulos (Juan 13:4-17). Dios seguramente nos humillará si intentamos exaltarnos como hicieron los escribas y fariseos. Pero si nos humillamos voluntariamente, evitando el protagonismo y sirviendo a los demás, Dios nos exaltará en Su tiempo.
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¿Qué significa que "el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23:12)?