settings icon
share icon
Pregunta

¿De qué manera la envidia es carcoma de los huesos (Proverbios 14:30)?

Respuesta


El egocentrismo es la actitud predominante de todo pecado. Irónicamente, cuando tenemos un enfoque malsano hacia adentro -cuando la vida gira en torno a nuestros propios intereses y deseos, nos encaminamos hacia la autodestrucción. La envidia está alimentada por el egoísmo. Implica un anhelo amargo e insatisfecho de poseer cosas, logros o éxitos que pertenecen a otros. La Biblia es inflexible sobre la naturaleza autodestructiva de la envidia: "Un corazón apacible es vida para el cuerpo, pero las pasiones son podredumbre de los huesos" (Proverbios 14:30, NBLA). Algunas traducciones afirman que la envidia es "como cáncer en los huesos" (NTV) o que "carcome los huesos" (NVI).

La palabra hebrea traducida como "envidia" en Proverbios 14:30 describe una emoción intensa y a veces violenta o un deseo insaciable. El término está estrechamente asociado con los celos, la ira y el celo. Huesos se refiere a la condición de la persona en su totalidad. Los huesos son la base de la salud y la fuerza. Así, la podredumbre en los huesos es un estado de decadencia moral, espiritual y física. Alimentar una actitud de envidia es podredumbre en los huesos porque es perjudicial para el cuerpo, la mente, el espíritu y el alma de una persona. Es como una enfermedad que carcome la fuerza moral de una persona, debilita el cuerpo y, finalmente, conduce a la muerte. En otras partes, la Biblia afirma que nuestras emociones apasionadas afectan directamente a nuestra condición física. "El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate", afirma Salomón (Proverbios 15:13; ver también Proverbios 15:30; 17:22; y 18:14).

La Biblia no deja lugar a dudas de que la envidia es un pecado que hay que evitar (Romanos 1:29; Tito 3:3; 1 Pedro 2:1-2). El apóstol Pablo nombra la envidia entre los "actos de la carne" o "deseos de la naturaleza pecaminosa" y advierte "cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21, NTV). Jesús dice que la envidia es un pecado del corazón: "Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad, el engaño, los deseos sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan" (Marcos 7:21-23, NTV).

Santiago advierte contra albergar "celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa" (Santiago 3:14-16).

Una persona consumida por la envidia no tiene paz mental, ni salud en el cuerpo ni en el espíritu. La envidia es lo contrario del contentamiento y la tranquilidad. Pablo le dice a Timoteo que "la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición" (1 Timoteo 6:6-9, NBLA).

La envidia revela una falta de confianza en Dios. Por esta razón, el escritor de Hebreos exhorta: "Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré" (Hebreos 13:5). Si ponemos nuestra esperanza y confianza en Dios, Él se convierte en nuestra "porción" (Salmo 73:26; 142:5) y en todo lo que necesitamos (2 Pedro 1:3-4). Como a David, nada nos faltará porque nuestra copa rebosa de bondad y misericordia a lo largo de nuestra vida mientras vivimos en la presencia de Dios para siempre (Salmo 23). Si buscamos al Señor y nos deleitamos en Él, Él nos concede los deseos de nuestro corazón, y nada bueno nos falta (Salmo 34:10; 37:4).

La envidia divide a la gente y rompe familias (Lucas 15:25-32; Génesis 37:4-11), pero el amor es paciente, bondadoso y no envidia (1 Corintios 13:4). La envidia es carcoma de los huesos porque señala falta de amor y ausencia de luz. Dios nos llama a "vivir como hijos de la luz" (Efesios 5:8), y dice: "Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Romanos 13:12-14).

English



Retornar a la página inicial de Español

¿De qué manera la envidia es carcoma de los huesos (Proverbios 14:30)?
Suscríbete a la

Pregunta de la Semana

Comparte esta página: Facebook icon Twitter icon Pinterest icon YouTube icon Email icon
© Copyright Got Questions Ministries