Pregunta
¿Cuál es el concepto de la expiación vicaria?
Respuesta
La expiación vicaria es la idea de que Jesucristo tomó el lugar de la humanidad, sufriendo la penalidad por el pecado. La expiación es un término que significa "reconciliación" o "enmiendas". Vicaria significa "hecho en lugar o en lugar de alguien más". Así que, en términos literales, el concepto cristiano de la "expiación vicaria" es que Jesús fue sustituido por la humanidad y castigado por nuestras faltas para pagar por los pecados que habíamos cometido y reconciliarnos con Dios. La expiación vicaria también se conoce como "expiación sustitutoria" o "sustitución penal".
Según la Biblia, la expiación vicaria es una descripción precisa del papel de Jesucristo en nuestra salvación. 1 Pedro 3:18 se refiere a la muerte de Jesús como "el justo [sufriendo] por los injustos". Marcos 10:45 indica que Él vino a "dar su vida en rescate por muchos". El hecho de que los creyentes "fueron comprados por precio" por Jesús, según 1 Corintios 6:19-20, debería motivarnos a dar gloria a Dios en las cosas que decimos y hacemos.
2 Corintios 5:21 dice claramente que Dios Padre "al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado", lo que significa que hubo un intercambio que tuvo lugar en la cruz. Nuestro pecado fue transferido a Jesús, y nuestro sufrimiento se convirtió en el sufrimiento de Jesús. Su muerte fue vicaria — Jesús fue nuestro Sustituto. Su muerte expió por nosotros — Jesús hizo enmiendas entre nosotros y Dios. Jesús fue condenado en lugar de nosotros. Incluso en el Antiguo Testamento, profetas como Isaías hablaron de cómo el Mesías tomaría la penalidad por el pecado en nuestro nombre (Isaías 53:5).
En términos generales, los seres humanos están irremediablemente perdidos y no pueden ser reconciliados con Dios por su propia cuenta. Esto se debe a nuestro pecado, que ninguna cantidad de buenas obras puede deshacer. Dado que Dios es perfecto y santo, nunca podemos esperar pagar por nuestros propios pecados para estar con Él. Así que Jesucristo fue ofrecido como nuestro sustituto. En lugar de que intentáramos — y falláramos — pagar la penalidad por nuestros propios pecados, Jesús se convirtió en el objeto vicario de la justicia de Dios. Con este intercambio, nuestro pecado fue pagado, y podemos ser declarados justos en Cristo (Romanos 4:5, 8:1).
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