Pregunta
¿Qué significa ser fariseo?
Respuesta
El adjetivo fariseo significa literalmente "parecido a los fariseos". Sin embargo, en el uso común, la palabra fariseo se emplea para describir a alguien hipócrita y/o santurrón, rasgos por los que eran conocidos los fariseos del Nuevo Testamento.
Con frecuencia, los fariseos recibían duras reprimendas de Jesús. En Mateo 23, en los siete ayes, Jesús describe a los fariseos como aquellos que no practican lo que predican (Mateo 23:3); imponen pesadas cargas a la gente (Mateo 23:4); hacen sus obras para ser vistos por los demás (Mateo 23:5); aman los puestos de honor (Mateo 23:6); cierran la puerta del reino de los cielos en las narices de la gente (Mateo 23: 13); hacen que sus seguidores sean el doble de hijos del infierno que ellos mismos (Mateo 23:15); y con razón se les llama guías ciegos (Mateo 23:16), ciegos necios (Mateo 23:17), hipócritas (Mateo 23:25), sepulcros blanqueados (Mateo 23:27) y generación de víboras (Mateo 23:33).
Los fariseos impusieron cargas a la gente que Dios nunca pretendió y luego se eximieron hipócritamente de las mismas normas que enseñaban. Bíblicamente hablando, eso es lo que significa ser un fariseo. Los fariseos pensaban que, como obedecían la letra de la ley, estaban bien con Dios. Jesús estaba en total desacuerdo (Mateo 15:8; cf. Isaías 29:13). Los fariseos creían que era necesario añadir normas a la ley de Dios. La Palabra de Dios dice lo contrario (1 Corintios 4:6; Apocalipsis 22:18-19).
Para evitar ser fariseos hoy en día, debemos practicar lo que predicamos, no intentar mejorar la Palabra de Dios (Isaías 55:11; 2 Timoteo 3:16-17; Hebreos 4:12), y observar la verdadera justicia (Gálatas 6:2; Mateo 5:21-30; Santiago 1:27).
Los fariseos eran los hipócritas por excelencia, pues afirmaban estar cerca de Dios y, sin embargo, rechazaban al Hijo de Dios que tenían delante. Aunque no podemos evitar por completo la hipocresía, ya que predicamos una norma imposible (1 Pedro 1:16), debemos ser humildes y arrepentirnos cuando no alcanzamos ese objetivo.
Los fariseos elevaron sus propias tradiciones al nivel de las Escrituras. Aunque no negamos el valor de algunas tradiciones, debemos asegurarnos de no aferrarnos demasiado a nuestras tradiciones mientras mantenemos un férreo control sobre la Palabra de Dios.
Los fariseos fingían estar apasionados por Dios mientras sus corazones estaban lejos de Él. Debemos esforzarnos por obedecer la ley de Cristo e instar a los demás a que hagan lo mismo, declarando la verdad de Dios con amor misericordioso (Efesios 4:15).
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