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Pregunta

¿Por qué está mal fijar fechas para el fin de los tiempos?

Respuesta


Cada cierto tiempo, surgen afirmaciones como estas:

"¡88 razones por las que Jesús regresará en 1988!"
"¡El 21 de octubre de 2011 será el fin del mundo!"
"¡El 21 de diciembre de 2012 será el fin del mundo!"
"¡Jesús regresará durante el Año del Jubileo!"
"¡Jesús regresará durante la próxima luna roja!"

Muchas personas crédulas toman decisiones que alteran sus vidas basándose en estas predicciones. La razón principal por la que establecer fechas para el fin de los tiempos es incorrecto es que Jesús dijo a Sus discípulos, en respuesta a su pregunta sobre el momento de los eventos futuros: "No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad" (Hechos 1:7).

Las predicciones sobre fechas siempre han sido erróneas. Siempre. A lo largo de la historia, profetas autoproclamados, predicadores bien intencionados y charlatanes han asegurado con certeza que en una fecha específica en el futuro cercano Jesús regresaría. Y luego no ocurrió. Esos "profetas" demostraron así que no eran verdaderos profetas (Deuteronomio 18:21-22). Jesús dijo que nadie conoce el día ni la hora de su regreso (Mateo 24:36), pero algunos intentan justificar sus predicciones alegando que, aunque no pueden conocer el día o la hora exacta, sí pueden acercarse bastante. Aparentemente, no.

Una razón por la que Dios no nos ha revelado "el día o la hora" en que Jesús volverá es porque quiere que vivamos por fe, para Su gloria, en un mundo incrédulo. Quiere que nos involucremos en nuestras comunidades (1 Tesalonicenses 4:11), sirvamos en nuestras iglesias (Efesios 6:7) y criemos a nuestros hijos para que lo conozcan y lo honren (Deuteronomio 6:6). Una reacción común al establecimiento de fechas para el fin de los tiempos es que las personas dejan de participar en la vida cotidiana. Se preparan para el Apocalipsis. En la década de 1830, un grupo siguió a un predicador llamado William Miller, quien estaba convencido de que Jesús regresaría en octubre de 1844. Muchos de sus seguidores vendieron sus posesiones, renunciaron a sus trabajos y esperaron el fin. Miller estaba equivocado. Jesús no regresó en 1844, y este evento se conoció como el Gran Chasco. Para salvar la reputación de Miller, algunos afirmaron que Jesús sí había regresado, pero de manera espiritual, al templo celestial. Este grupo desilusionado estaba en busca de un nuevo líder y pronto se unieron bajo la dirección de la "profetisa" Ellen G. White, formando la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Otra razón por la que establecer fechas para el fin de los tiempos es erróneo es porque ignora el último mandato de Jesús a Sus seguidores. Poco antes de ascender al cielo, Jesús dijo: "Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones" (Mateo 28:19, NBLA). No dijo: "Enfóquense en intentar descubrir cuándo regresaré". Nos dio varias parábolas que fomentan una actitud de preparación, pero esa preparación no significa estar mirando al cielo. Significa ser fieles en todo lo que nos mandó hacer, como vivir en santidad (Hebreos 12:14), llevar nuestra cruz (Lucas 9:23) y amar a las personas que pone en nuestro camino (Romanos 13:8). Jesús nos instó a acumular tesoros en el cielo (Lucas 12:33), buscar la unidad con otros creyentes (Juan 17:22-23) y trabajar como obreros en Su mies (Lucas 10:2). No dijo nada acerca de predecir la fecha de Su regreso. Cuando nos obsesionamos con intentar predecir lo impredecible, nuestras prioridades no están en orden.

Establecer fechas para el fin de los tiempos, y luego ser desmentidos, también provoca burlas por parte de los incrédulos. Los escépticos ya se burlan de lo sobrenatural y descartan la Biblia como una tontería (1 Corintios 1:18). Suelen buscar razones para ridiculizar el cristianismo. Cuando una figura pública anuncia una fecha para el fin de los tiempos con la misma autoridad con la que proclama el evangelio, solo logra validar el escepticismo. Es válido decir: "Parece que las señales que Jesús dio se están cumpliendo, por lo que creo que Su regreso podría ser pronto". Esta declaración es simplemente una opinión personal y deja espacio para el error. Pero cuando los que fijan fechas afirman con certeza que un momento específico debe ser el correcto, solo invitan a una mayor burla, lo que deja mal representado el nombre de Cristo.

Si Dios quisiera que supiéramos cuándo regresará Su Hijo, lo habría dejado claro en Su Palabra. Sin embargo, dejó claro que no lo sabríamos. Lo único con lo que contamos es lo que Él nos ha revelado, y la fecha simplemente no está en las Escrituras. Toda especulación es solo eso. Algunas personas se involucran en el establecimiento de fechas para el fin de los tiempos con el fin de parecer sabias, atraer atención o recaudar dinero; otras pueden tener motivaciones menos dudosas. Sin importar el motivo, predecir fechas para el fin de los tiempos es incorrecto. Debemos considerar las señales que Jesús dio y vivir de tal manera que no nos avergoncemos si Él viniera en este mismo momento (1 Juan 2:28).

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