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Pregunta

El fruto del Espíritu Santo - ¿Qué es la paciencia?

Respuesta


Hay dos palabras griegas que se traducen como "paciencia" en el Nuevo Testamento. Hupomonē significa "permanecer debajo", como cuando uno soporta una carga. Se refiere a la firmeza en circunstancias difíciles. Makrothumia, que se utiliza en Gálatas 5:22, es un compuesto formado por makros ("largo") y thumos ("pasión" o "temperamento"). «Paciencia» en Gálatas 5:22 significa literalmente "largo temperamento", en el sentido de "la capacidad de mantener el temperamento durante mucho tiempo". Una persona paciente es capaz de soportar mucho dolor y sufrimiento sin quejarse. Una persona paciente es lenta para enojarse mientras espera que Dios provea consuelo y castigue la maldad. Ya que es un fruto del Espíritu, solo podemos poseer makrothumia a través del poder y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

La paciencia proviene de una posición de poder. Una persona puede tener la capacidad de vengarse o causar problemas, pero la paciencia conlleva autocontrol y cautela. Perder la paciencia es una señal de debilidad. Somos pacientes en situaciones difíciles, por la esperanza de una liberación venidera; somos pacientes con una persona difícil solo por compasión. Elegimos amar a esa persona y queremos lo mejor para ella.

A medida que el Espíritu produce paciencia en nosotros, nos hace más semejantes a Cristo. Segunda de Tesalonicenses 3:5 habla de "la paciencia de Cristo". Incluso ahora Cristo está esperando pacientemente que se cumpla el plan del Padre: después de que Jesús "habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies" (Hebreos 10:12-13). Debemos ser pacientes, así como Él es paciente.

Dios es paciente con los pecadores. Romanos 2:4 dice que la paciencia de Dios nos lleva al arrepentimiento. Romanos 9:22 indica que solo la paciencia de Dios le impide destruir "los vasos de ira". Pablo glorifica al Señor por su "paciencia infinita" que le salvó a él, "el primero de los pecadores" (1 Timoteo 1:15). Pedro resalta la paciencia de Dios en 1 Pedro 3:20, señalando que Dios tuvo una inmensa paciencia con los malvados de la época de Noé, retrasando el juicio todo lo posible (Génesis 6). Hoy, "la paciencia de nuestro Señor da tiempo para que la gente sea salva" (2 Pedro 3:15, NTV).

Santiago exhorta a los creyentes a ser pacientes y a no quejarse mientras esperamos el regreso de Jesús. Santiago presenta a los profetas como modelos de paciencia (Santiago 5:7-11). Los profetas del Antiguo Testamento hablaron sin cesar de la Palabra de Dios a un público desatento y abusivo. A Jeremías lo arrojaron a una cisterna (Jeremías 38:1-16), Elías estaba tan agotado por su lucha con Jezabel que quería morir (1 Reyes 19:1-8), y Daniel fue arrojado al foso de los leones por un rey que era su amigo (Daniel 6:16-28). Mientras Dios retrasaba el juicio, Noé profetizó de la destrucción venidera, y en 120 años no tuvo ni un solo convertido (2 Pedro 2:5).

Lo contrario de la paciencia es el nerviosismo, el desánimo y el deseo de venganza. Dios no quiere que Sus hijos vivan intranquilos, sino en paz (Juan 14:27). Quiere disipar el desánimo y sustituirlo por la esperanza y la alabanza (Salmo 42:5). No debemos vengarnos, sino amar a los demás (Romanos 12:19; Levítico 19:18).

Dios es paciente, y Su Espíritu produce en nosotros el fruto de la paciencia. Cuando somos pacientes, dejamos lugar para que Dios actúe en nuestros corazones y en nuestras relaciones. Dejamos de lado nuestras cosas y confiamos en las de Dios. Damos gracias al Señor por lo que Él ha traído a nuestras vidas. Dejamos que Dios sea Dios.

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