Pregunta
¿Qué significa "hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas" (Zacarías 13:7)?
Respuesta
A lo largo de todo el ministerio profético de Zacarías (Zacarías 10:2; 11:4-14, 15-17) se desarrolla un tema de pastores. Un ejemplo de ese tema se encuentra en Zacarías 11:4-14, donde el profeta anuncia el futuro rechazo de Israel al Mesías y la muerte de este. Como el pueblo de Dios rechaza a su Mesías, el Señor da esta orden asombrosa: "Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos" (Zacarías 13:7).
Como se prevé en Ezequiel 34, las ovejas de la profecía de Zacarías son el pueblo de Dios. En tiempos de Ezequiel, el pueblo de Judá fue despojado de sus líderes impíos y dispersado. Durante aquel tiempo de exilio, la mano del Señor se dirigió contra "los pequeñitos" en juicio, mientras eran dispersados y castigados. La mano de Dios también estaba en contra de los falsos pastores de Israel. Pero el Pastor de Zacarías 13:7 es distinto de los líderes descarriados de Israel. No es otro que el Mesías, Jesucristo.
El verbo traducido como "herir" en Zacarías 13:7 significa "golpear, matar". La violencia contra el Mesías-Pastor de Israel está prevista ya en Génesis 3:15, cuando Dios predice que Satanás "herirá su calcañar". Un pasaje paralelo a Zacarías 13:7 aparece en Isaías 53:10, también prediciendo el sufrimiento y la muerte del Mesías: "Pero quiso el Señor quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento" (NBLA, ver también Isaías 53:4).
En el Nuevo Testamento, el propio Jesús cita Zacarías 13:7 en referencia a Su arresto, la negación de Pedro y el alejamiento y la dispersión de Sus discípulos (Mateo 26:31, 56; Marcos 14:27). En el evangelio de Juan, Jesús dice: "Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas" (Juan 10:11).
La orden de Dios de "hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas" tiene varias finalidades. En primer lugar, revela que la muerte de Cristo no fue un accidente; formaba parte del plan divinamente dispuesto por Dios (Hechos 2:23). Aun así, Dios no deja impune el asesinato de Su Hijo y Salvador del mundo. Al contrario, lo utiliza como instrumento de juicio sobre los pecadores (ver Juan 3:19; 16:32; 12:30-32).
Zacarías 13 sigue revelando el propósito de Dios cuando el profeta describe la apertura de una fuente de limpieza del pecado que purga al pueblo de su idolatría (versículos 1-6). Tras ser herido su Pastor, el pueblo pasa por un refinamiento ardiente para quedar purificado como el oro y restaurado en la relación del pacto con el Señor, su Dios (versículo 9). Estos pasajes predicen la restauración del remanente de Israel (ver Oseas 2:23), así como un futuro restablecimiento del que habla el apóstol Pablo (ver Romanos 11:11-32). También miran a través de la historia hacia los periodos de refinamiento de la persecución del pueblo de Dios en la era de la Iglesia y el periodo de la tribulación (Mateo 24:15-22).
En la economía de Dios, hay que hacer justicia. El pecado merece una pena de muerte y no puede quedar impune, así que Jesús asume el castigo por todos nosotros (Romanos 6:23; 1 Corintios 15:21-22). El apóstol Pedro explica: "Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu" (1 Pedro 3:18). Desde el momento de la caída, el plan definitivo de Dios para herir al Pastor y dispersar a las ovejas era la restauración y redención de Su pueblo. Mediante la muerte de Jesucristo, el Salvador elegido por Dios y el Mesías de Israel, el pueblo pecador puede reconciliarse con Dios (Colosenses 1:19-22). El sacrificio de Jesús en la cruz lava nuestros pecados y abre el camino para el restablecimiento de nuestra relación con el Padre (Hebreos 2:17; 10:19-22). Zacarías 14 concluye con la victoria final y la derrota de todo enemigo cuando el Señor Jesucristo reine como Rey sobre toda la tierra.
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¿Qué significa "hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas" (Zacarías 13:7)?