Pregunta
¿Qué es el marxismo cultural?
Respuesta
El marxismo cultural puede ser un término controvertido: algunos afirman que no existe tal cosa, y otros utilizan el término como un cajón de sastre para cualquier cosa que consideren que socava la sociedad. En resumen, el marxismo cultural es una idea revolucionaria de izquierda según la cual la cultura tradicional es la fuente de la opresión en el mundo moderno. El marxismo cultural suele ir unido a la insistencia en la corrección política, el multiculturalismo y los ataques perpetuos a los fundamentos de la cultura: la familia nuclear, el matrimonio, el patriotismo, la moral tradicional, la ley y el orden, etc. Se supone que los marxistas culturales están comprometidos con el establecimiento del marxismo económico, en cuyo caso sus ataques culturales son una preparación necesaria para su objetivo final.
Tras la Primera Guerra Mundial, algunos filósofos marxistas sintieron la necesidad de modificar su estrategia política. En general, Karl Marx consideraba la cultura como una preocupación secundaria. Sus sucesores se dieron cuenta de que la cultura era, de hecho, fundamental para el cambio social. Cuando una sociedad está dispuesta a criticar sus instituciones, está preparada para realizar cambios. El resultado de estas ideas fue la Escuela de Frankfurt, un término genérico para la filosofía marxista centrada en la crítica social y el cambio de abajo arriba. En concreto, la Escuela de Frankfurt rechazaba la idea de la verdad absoluta y promovía una crítica agresiva de todos los aspectos de la vida y la sociedad. Algunos de los primeros observadores se refirieron a este nuevo enfoque como marxismo cultural para distinguirlo de las formas anteriores y clásicas del marxismo. Los marxistas más ortodoxos no consideran que el marxismo cultural sea marxista en absoluto.
La filosofía del marxismo cultural perdura hoy en día, aunque el propio término rara vez es utilizado por quienes se adhieren a la Escuela de pensamiento de Frankfurt. En la práctica real, el marxismo cultural se utiliza a menudo como término despectivo para referirse a diversas prácticas izquierdistas, progresistas o liberales. Por desgracia, varios grupos conspiracionistas y antisemitas también utilizan el término marxismo cultural para promover su creencia en los Illuminati o para culpar a los judíos de los males de la sociedad. Estos usos indebidos del término no niegan la existencia de un movimiento intelectual para desestabilizar la sociedad desde dentro.
Sin lugar a dudas, en algunas partes de la cultura occidental existe un esfuerzo deliberado por rechazar los valores tradicionales y sustituirlos agresivamente por ideales más (supuestamente) progresistas. El resultado suele ser un desequilibrio extremo en la crítica y la sensibilidad cultural. Por ejemplo, a menudo se celebran o fomentan las actitudes despectivas hacia los hombres, los blancos, los cristianos, los padres, los heterosexuales y demás. Los comentarios igualmente críticos dirigidos a las mujeres, las minorías, los musulmanes, las madres, los homosexuales, etc., se condenan fácilmente como "odiosos". Esté o no el marxismo cultural detrás de este desequilibrio, muchas personas parecen prejuzgar a propósito ciertos puntos de vista.
Para los cristianos, enfrentarse al marxismo cultural implica una dimensión espiritual. Es innegable que, en Occidente, los valores cristianos están siendo atacados. Sin embargo, la raíz de estos ataques no es totalmente política, racial o social. Es espiritual. En la medida en que la cultura occidental tradicional refleja la verdad bíblica, los ataques a esa cultura son anti-Dios. Por ejemplo, durante siglos la cultura occidental promovió la castidad antes del matrimonio como un ideal; la cultura moderna resta importancia a la castidad y glorifica la inmoralidad. ¿Marxismo cultural en acción? Posiblemente. ¿Satanás trabajando en conjunto con la naturaleza pecaminosa de la humanidad? Sin duda (ver Santiago 1:14).
Ciertamente, hay razones para que los cristianos se resistan a la corrección política, al relativismo, a las actitudes injustas hacia el cristianismo, a la aceptación de comportamientos inmorales, etcétera. Podemos y debemos trabajar diligentemente para oponernos a esos problemas. Somos luces en el mundo (Mateo 5:14). Nuestra mejor estrategia no consiste necesariamente en arremeter contra el marxismo cultural, sobre todo teniendo en cuenta las controversias que rodean a ese término. Más bien, debemos reconocer las raíces de estos problemas y tratarlos como corresponde. Se trata de una batalla espiritual que se libra en la mente y el corazón de los individuos (Efesios 6:12).
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¿Qué es el marxismo cultural?