Pregunta
¿Qué nos dice Proverbios sobre un niño abandonado a sí mismo (Proverbios 29:15)?
Respuesta
M. Scott Peck, psicólogo cristiano y autor de El camino menos transitado: Una nueva psicología del amor, los valores tradicionales y el crecimiento espiritual, escribe: "La disciplina es el conjunto básico de herramientas que necesitamos para resolver los problemas de la vida. Sin disciplina no podemos resolver nada" (Touchstone, 2003, p. 4). A lo largo de Proverbios, el rey Salomón reconoce los beneficios de disciplinar a los hijos: "La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido (suelto) avergüenza a su madre" (Proverbios 29:15, NBLA).
La literatura sapiencial con frecuencia emplea la hipérbole, o expresión exagerada, para enfatizar conceptos importantes. En Proverbios 29:15, "la vara y la reprensión" pretenden subrayar la idea de disciplina y no abogan necesariamente por el uso del castigo físico. En un lenguaje más sencillo y directo, el pasaje podría decir: "La disciplina produce sabiduría, pero un niño indisciplinado trae la desgracia a su madre". Un niño abandonado a sí mismo nunca recibe la orientación y la atención amorosas de sus padres, necesarias para desarrollar la autodisciplina y la capacidad de resolver problemas en el futuro.
Los padres que descuidan formar e influir en sus hijos mediante la disciplina les hacen mucho daño: "Quienes no emplean la vara de disciplina odian a sus hijos. Los que en verdad aman a sus hijos se preocupan lo suficiente para disciplinarlos" (Proverbios 13:24, NTV). Una vez más, la palabra "odio" es un término fuerte que pretende acentuar la idea de que la disciplina es un asunto serio: "Disciplina a tus hijos mientras haya esperanza; de lo contrario, arruinarás sus vidas" (Proverbios 19:18, NTV). La disciplina puede ser incluso una cuestión de vida o muerte: "No dejes de disciplinar a tus hijos; la vara de castigo no los matará. La disciplina física bien puede salvarlos de la muerte" (Proverbios 23:13-14, NTV).
Los padres que educan a sus hijos con la correcta disciplina les dan una base segura y unas directrices que les mantendrán en el buen camino durante toda su vida: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6; ver también Proverbios 6:23). La disciplina bien administrada ayuda a formar el carácter y la autodisciplina de los niños (Proverbios 22:15; 20:30). Les protegerá de todo mal en el futuro (Proverbios 10:17). Los niños que aprenden a obedecer a sus padres tienen más probabilidades de demostrar una obediencia sana y respetuosa a otras figuras de autoridad más adelante en su vida (Efesios 6:2-3; Romanos 13:1-7).
La disciplina es una prueba del amor de Dios, así como del amor de los padres: "Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas Su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo en quien se deleita" (Proverbios 3:11-12, NBLA). Salomón no respalda el castigo físico, cruel y autoritario. En cambio, apoya la ternura y la instrucción amorosa (Proverbios 4:3-11). El escritor de Hebreos explica que la disciplina verdadera y piadosa tiene su base en el amor (Hebreos12:5-11; cf. Deuteronomio 8:5). A un niño abandonado a sí mismo no se le está mostrando la plenitud de amor que Dios pretende. Del mismo modo que la disciplina de Dios "da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Hebreos 12:11), la corrección de un padre produce en sus hijos una cosecha de sabiduría, carácter y habilidades que afirman la vida.
En Proverbios 29:15, Salomón se centra en la necesidad de disciplina del niño desde el punto de vista de una madre. En tiempos bíblicos, es posible que los padres se sintieran más inclinados a disciplinar a sus hijos con demasiada severidad. Por eso, el apóstol Pablo exhorta: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4; ver también Colosenses 3:21). Las madres, en cambio, pueden haber mostrado cierta tendencia a la indulgencia. Salomón recuerda a las madres que una disciplina adecuada es beneficiosa para sus hijos, aunque requiera "la vara", una forma física de corrección como los azotes. Al final, la disciplina hará que una madre se sienta orgullosa de sus hijos. Pero un hijo abandonado a sí mismo se comportará tontamente y a ella sólo le traerá vergüenza, tristeza y amargura (Proverbios 10:1; 17:25).
English
¿Qué nos dice Proverbios sobre un niño abandonado a sí mismo (Proverbios 29:15)?