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Pregunta

¿Cómo es posible que el salmista diga: "no he visto justo desamparado" en el Salmo 37:25?

Respuesta


El Salmo 37 es un pasaje alentador para quienes se enfrentan a pruebas y tribulaciones. A pesar de nuestro sufrimiento presente, el salmista sabe que Dios recompensará a los justos y castigará a los malvados (versículos 1-6). Este mensaje tranquilizador permite a los justos confiar "callado en el Señor y espera en Él" (versículo 7 − NBLA; cf. Salmo 46:10). Mientras esperamos que el Señor nos libre de los problemas, debemos seguir comprometiéndonos con Él.

En el Salmo 37:25, el salmista expresa una afirmación de fe y confianza en el cuidado providencial de Dios para los justos: "Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan". Este versículo es una referencia a las propias observaciones del salmista. En toda su vida, el salmista nunca había presenciado un caso en el que Dios abandonara a los justos. Esto no implica que los justos estén exentos de pobreza y dificultades. Más bien, el punto es que Dios no los abandonará ni los dejará a su suerte en tiempos difíciles (versículo 24; cf. Deuteronomio 31:8 y Hebreos 13:5).

Por lo tanto, el Salmo 37:25 destaca la confianza del salmista en que Dios es fiel y no abandonará a los justos. De nuevo, no hay promesa de que los justos estén inmunes al dolor y al sufrimiento. Jesús dijo que Dios "hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:45). A lo largo de la Biblia, encontramos muchos ejemplos de Dios enviando lluvia sobre los justos (Job 2:10; Isaías 45:7; 2 Corintios 1:8; 12: 7–10). En medio de las turbulentas olas de la vida, Dios promete proveer y cuidar a los justos.

Si bien las palabras del salmista de que "no he visto justo desamparado" pueden parecer fantasiosas o alejadas de la realidad, son un poderoso recordatorio del amor inquebrantable y la fidelidad de Dios. Por lo tanto, se alienta a los creyentes a aferrarse a la mano inmutable de Dios y a confiar en que Él hará todas las cosas para bien (Romanos 8:28).

En lugar de considerar las palabras del salmista como una garantía de que los justos nunca enfrentarán pruebas y tribulaciones, debemos interpretar el Salmo 37:25 como una expresión de esperanza y seguridad. Las experiencias personales del salmista informan su testimonio sobre el apoyo inquebrantable de Dios para los justos.

En nuestras propias vidas, encontraremos situaciones en las que el cuidado providencial de Dios es evidente y tendremos un testimonio propio. Sin embargo, debemos recordar que nuestro entendimiento es limitado y no siempre podemos comprender las formas en que Dios obra. Por lo tanto, es esencial abordar este versículo con humildad y reconocer que nuestra comprensión es incompleta. Aunque nuestras experiencias no coincidan con las observaciones del salmista, podemos sentirnos alentados por sus experiencias con un Dios fiel.

Finalmente, el Salmo 37:25 nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios y a profundizar nuestra confianza en Él. También nos anima a buscar la justicia y a alinearnos con Su voluntad (cf. Mateo 6:33 y Romanos 12:2), sabiendo que Él suplirá todas nuestras necesidades (Filipenses 4:19).

Mientras atravesamos los altibajos de la vida, recordemos las palabras del salmista en el Salmo 37:25 y animémonos con ellas. Cuando nos enfrentamos a obstáculos y desafíos, podemos aferrarnos al hecho de que Dios nunca desamparará a los justos. En Él tenemos todo lo que necesitamos.

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