Pregunta
¿Cómo y cuándo debemos pasar por alto una ofensa (Proverbios 19:11)?
Respuesta
Proverbios 19:11 enseña: "La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa". "Pasar por alto" una ofensa significa no hacer caso de los agravios cometidos contra uno mismo, negarse a tomar represalias o a buscar venganza, dejar pasar las afrentas o, en una palabra, perdonar.
En primer lugar, podemos observar que la primera mitad del proverbio se centra en el autocontrol. La RVR lo expresa así: "La discreción del hombre le hace lento para la ira". La NTV dice: "Las personas sensatas no pierden los estribos". La paciencia, la lentitud para la ira y el autocontrol son virtudes que conviene poseer. La paciencia y el dominio propio se enumeran como parte del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), una parte esencial del estilo de vida del cristiano. Nuestras respuestas deben ser razonables y mesuradas. Debemos crecer cada vez más en nuestra capacidad de controlarnos cuando nos enfadamos y pasar por alto las ofensas cuando podemos.
En segundo lugar, sabemos que la ira en sí no es mala, sino cómo la expresamos. Santiago 1:19-20 afirma: "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios". Las ofensas llegan, y hay momentos en los que la ira es necesaria, pero la ira no debe ser nuestra primera respuesta en una situación dada. Nuestro objetivo es controlar nuestra expresión de ira y, cuando sea posible, pasar por alto la ofensa.
En tercer lugar, la Biblia nos llama a no enfadarnos fácilmente. Dios mismo es "tardo para la ira" (Nahum 1:3), y nosotros también deberíamos serlo. Una "mecha lenta" es el producto de la sabiduría y el amor. Primera de Corintios 13:5 dice que el amor "no se irrita, no guarda rencor". Para ayudarnos a desarrollar este tipo de autocontrol, también podemos elegir cuidadosamente a nuestros amigos: "No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos" (Proverbios 22:24). Los que se enfadan con facilidad demuestran falta de autocontrol.
En cuarto lugar, Dios considera una "gloria" pasar por alto una ofensa. En otras palabras, pasar por alto un mal hecho a uno mismo es un signo de madurez y gracia. Perdonar a los demás es digno de respeto. Para nosotros es un triunfo perdonar y no hacer caso de las injurias y ofensas. Jesús enseñó: "Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale" (Lucas 17:3-4). Por supuesto, Dios ha perdonado nuestros pecados, por amor de Cristo; que nosotros perdonemos a los demás, por amor de Cristo, es algo glorioso.
Otros proverbios también expresan este tema. Proverbios 17:9 dice: "El que cubre la falta busca amistad". Proverbios 10:12 dice: "el amor cubrirá todas las faltas". También vemos esta virtud vivida en la historia de David. Se negó a tomar represalias contra el rey Saúl, aunque el rey estaba tratando de matarlo (ver 1 Samuel 24:5-7). Y David decidió pasar por alto las maldiciones (y otras cosas) que le lanzó Simei (2 Samuel 16:5-14).
"La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa" (Proverbios 19:11). Parafraseando este versículo en sentido inverso: "La necedad del hombre produce impaciencia; / es una vergüenza negarse a perdonar". El perdón es una gracia; la venganza es vergonzosa.
Pasar por alto una ofensa no niega la justicia. No significa que hagamos la vista gorda ante el pecado o que pretendamos que el mal no existe. Significa que estamos dispuestos a perdonar, especialmente cuando la ofensa va dirigida contra nosotros. Significa que nos negamos a guardar rencor. Hay muchas cosas insignificantes que podrían molestarnos, pero por la gracia de Dios las dejamos pasar. Hay otras cosas no tan insignificantes que podrían perjudicarnos, pero por la gracia de Dios decidimos perdonar. Y hay situaciones que requieren una respuesta rápida y decisiva, pero por la gracia de Dios somos lentos para la ira, incluso cuando detenemos el mal.
¿Cómo se consigue pasar por alto una ofensa? Desde un punto de vista humano, es imposible. Pero el Espíritu de Dios que actúa en la vida de un creyente, ofrece el poder de perdonar cualquier ofensa. Jesús nos enseñó a orar así: "perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mateo 6:12). Perdonamos porque hemos sido perdonados, sabiendo que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Con sabiduría sabemos lo que requiere una respuesta y lo que no. Con paciencia, ponemos la otra mejilla (Mateo 5:39). En el amor decidimos pasar por alto los insultos, las calumnias y los desaires que nos llegan.
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¿Cómo y cuándo debemos pasar por alto una ofensa (Proverbios 19:11)?