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Pregunta

¿Cómo podemos confiar en el poder de Dios?

Respuesta


A menudo oímos hablar del poder de Dios, y las Escrituras están llenas de ejemplos de su poder en acción. Él es "Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible" (Nehemías 9:32, NBLA). Se nos enseña a confiar en Su gran poder para superar pruebas como la pérdida del empleo, un divorcio difícil, la bancarrota, las persecuciones llenas de odio, una enfermedad degenerativa o la pérdida de un ser querido. Aprender a confiar en el poder de Dios es parte de vivir la vida cristiana.

El apóstol Pablo nos da una idea del poder de Dios cuando escribe sobre "la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad" (Efesios 1:19-21). La palabra griega que se traduce como "grandeza" es megethos, que significa "fuerte" o "grande", y solo aparece aquí en el Nuevo Testamento. Obviamente, esta palabra no era suficiente para que Pablo expresara el gran poder de Dios, así que añade la palabra supereminente o, en griego, hyperballon, relacionada con un verbo que literalmente significa "lanzar más allá de la marca habitual" o "sobresalir o superar". Así que la idea completa de la expresión hyperballon megethos es la de un poder sin medida, un poder superabundante o que supera, un poder que es "más que suficiente".

Las autoridades griegas nos dicen que, debido a que el término megethos solo se encuentra aquí en todo el Nuevo Testamento, esto refleja el alcance de la mente de Pablo cuando trató de describir el poder de Dios. Pablo estaba "desbordando" mientras trataba de describir el poder de Dios y dar más significado a sus palabras. Lo que Pablo realmente nos está diciendo es que el poder de Dios excede o supera todo: es un poder inimaginable. Dios habló al universo para que existiera, resucitó a Jesús de entre los muertos y "sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia" (Efesios 1:22), y tiene un poder que va mucho más allá de todo lo que se puede medir. Pablo simplemente no podía decir lo suficiente sobre la grandeza y majestad de Dios, y le costaba encontrar las palabras para expresar sus pensamientos sobre el poder de Dios.

¿Cómo podemos aprender a confiar en el enorme poder de Dios? En primer lugar, optamos por recordar las cosas que Dios ha hecho: "Busquen al Señor y Su fortaleza; busquen Su rostro continuamente. Recuerden las maravillas que Él ha hecho, Sus prodigios y los juicios de Su boca" (Salmo 105:4-5, NBLA). Cada milagro que se nos relata en la Biblia debería animarnos a pensar que Su fortaleza es más que suficiente para nuestras necesidades.

Además, para confiar en el poder de Dios, debemos aprender a dejar de confiar en nuestros frágiles esfuerzos y entregar nuestros recursos a Aquel que puede hacer cualquier cosa. El poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad (2 Corintios 12:9). Los discípulos estaban desesperados tratando de averiguar cómo alimentar a los 5.000; y no fue hasta que llevaron a Cristo la poca comida que tenían que alguien fue alimentado. Josué se quedó indefenso ante las murallas de Jericó, pero aprendió a confiar en el plan de batalla del Señor. Zorobabel se enfrentó a la abrumadora tarea de reconstruir el templo, y Dios le recordó que la obra se haría "No por el poder ni por la fuerza, sino por Mi Espíritu" (Zacarías 4:6).

La oración es una parte vital para confiar en el poder de Dios, mientras oramos: "Hágase tu voluntad" (Lucas 11:2). Jesús dijo: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." (Mateo 7:7-8). Fue después de una reunión de oración en la iglesia primitiva que “el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31). Fue durante una reunión de oración que Pedro fue liberado milagrosamente de la prisión (Hechos 12).

La resurrección de Jesús demuestra sin duda el gran poder de Dios y es la gran esperanza de todos los creyentes. Porque Él vive, nosotros también viviremos (Juan 14:19). Pedro dijo que hemos nacido "de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará" (1 Pedro 1:3-4, NBLA). No importa lo que suceda en este mundo, tenemos el poder de Dios y la resurrección de Jesús; el Señor nos concederá una herencia y nos sostendrá por toda la eternidad. Mediante "la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo" (versículo 5, NBLA). Como cantó Martín Lutero durante la Reforma Protestante: "El cuerpo pueden matar; / la verdad de Dios permanece".

No importa lo débiles o mal equipados que nos sintamos a veces, podemos confiar en el poder de Dios. Tenemos la seguridad de que Dios puede "hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" (Efesios 3:20). Confiamos en que, en última instancia, Dios hará el bien en nuestras vidas: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28).

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