Pregunta
¿Por qué estoy aquí?
Respuesta
¿Por qué estoy aquí? es una pregunta atemporal, inevitablemente ligada a cuestiones de propósito y valor personal. Es una pregunta importante que hacer, y la respuesta a la que uno llega determina cómo uno se considera a sí mismo e interactúa con el mundo.
Algunas personas abogan por la idea de que los humanos surgieron de procesos evolutivos impersonales y que la vida es simplemente un accidente. Si ese es el caso, entonces realmente no hay ninguna razón para que estemos aquí; la vida no tiene un propósito final. Pero la Biblia dice lo contrario. Génesis 1:1-27 describe cómo un Creador inteligente hizo todas las cosas con propósito en seis días, incluyendo al primer hombre y a la primera mujer. Dios dijo: "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra." (versículo 26). El Señor creó a la humanidad a su imagen y a semejanza para gobernar Su creación, pero los primeros humanos eligieron desobedecer a Dios y trajeron el pecado y la muerte al mundo (Génesis 3:12-19; Romanos 5:12). Desde entonces, la humanidad ha estado alejada de Dios (Isaías 59:2; Romanos 3:23). Sin una relación fundacional con el Señor, nos quedamos preguntándonos quiénes somos, por qué estamos aquí, y cuál es nuestro propósito.
¿Por qué estoy aquí? Para glorificar a Dios. En última instancia, Dios nos creó para Su gloria; nuestro propósito es glorificarlo y, en este mundo caído, darlo a conocer a otros (Isaías 43:7; Mateo 28:18-19). Los seres humanos no somos accidentes; no estamos aquí por casualidad. Muchos pasajes de la Biblia dejan claro que el propósito de los humanos es dar alabanza y gloria a Dios, porque Él nos creó y nos dio vida (Eclesiastés 12:13; Apocalipsis 4:11). San Agustín de Hipona resume nuestro propósito y nuestro profundo deseo en sus Confesiones: "Nos has hecho para ti, oh Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que encuentra su descanso en ti" (1.1.1).
La razón general por la que estamos aquí -para glorificar a Dios- se extiende a cada uno de nosotros específicamente. Salmos 139:16 indica que el propósito de Dios para nosotros es tan preciso como personal: "Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos." (NVI). Según este versículo, Dios controla tres cosas que nos afectan íntimamente a cada uno: 1) el comienzo de cada vida, 2) la longitud de cada vida, y 3) el plan exacto para cada vida.
¿Por qué estoy aquí? Para reconciliarme con Dios, quien "manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan" (Hechos 17:30). Jesús murió en nuestro lugar, tomando el castigo de nuestros pecados sobre sí mismo (Romanos 5:6-8; 2 Corintios 5:21). A través de Su resurrección, conquistó el pecado y la muerte, y hizo posible que tengamos una relación con Dios, restaurando así la relación que se quebrantó con la caída de la humanidad (2 Timoteo 1:10; Romanos 5:10). Por el arrepentimiento y la fe en la muerte y resurrección de Jesús, somos liberados del pecado. La Biblia describe a Dios como alguien que "no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).
¿Por qué estoy aquí? Para servir al Señor y obedecerle. "El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre." (Eclesiastés 12:13). No hay propósito más elevado que ser un siervo del Rey del universo (ver Salmo 84:10).
¿Por qué estoy aquí? Para prepararse para la eternidad. Aquellos que están confundidos acerca de por qué están aquí pueden terminar buscando placer, riqueza o fama como el objetivo de la vida, pero todas esas cosas son vanidad, como atestigua el libro de Eclesiastés. Parte de por qué estamos aquí es para prepararnos para el inevitable viaje que debemos emprender después de la muerte: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). Jesús promovió una perspectiva eterna, preguntando: "Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" (Marcos 8:36-37).
Al conocer, glorificar y servir al Señor, tenemos la respuesta a por qué estamos aquí. En todo lo que hacemos, incluso en tareas cotidianas, podemos glorificar a Dios (1 Corintios 10:31). Como el Señor nos hizo de manera única a cada uno de nosotros, podemos glorificarlo de formas únicas a nuestras personalidades, talentos y dones (ver Salmo 139:13-14; 1 Pedro 4:10-11). Porque Dios nos creó, nos amó y nos redimió en Cristo, Él es digno de toda alabanza y gloria, y nuestras vidas deben ser un testimonio de Su gracia y bondad.
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