Pregunta
¿Por qué tantos cristianos no cumplen la norma de "practica lo que predicas"?
Respuesta
Los cristianos muchas veces han escuchado la acusación "practica lo que predicas". Hay varias razones por las que los cristianos no practican lo que predican o, al menos, a los ojos de los demás, parece que no practican lo que predican.
En primer lugar, no todos los que profesan ser cristianos pertenecen realmente a Cristo. Jesús advirtió en Su parábola del trigo y la cizaña que habría falsos creyentes en el mundo, sembrados por el enemigo Satanás, cuyo objetivo es paralizar el testimonio de los cristianos para que nuestro testimonio al mundo se vea comprometido. Satanás intenta destruir la obra de Cristo, colocando en el mundo falsos creyentes y maestros que llevan a muchos por mal camino. Basta con ver el último escándalo de los teleevangelistas para saber que el mundo está lleno de "cristianos" profesantes cuyas acciones pecaminosas traen reproche al nombre de Cristo. En Mateo 7:22, Jesús advirtió que muchos profesarían fe, pero no lo conocerían. También nos dijo que reconoceríamos a los falsos creyentes por sus frutos. Un árbol malo no produce frutos buenos, ni un árbol bueno produce frutos malos (Lucas 6:43). Parte del mal fruto es no practicar lo que se predica.
Segundo, nosotros como cristianos no somos perfectos. Se espera que los cristianos "practiquemos lo que predicamos", pero predicamos un mensaje que, en última instancia, es imposible de cumplir. Aunque la perfección debe ser nuestro objetivo, no es alcanzable en esta vida. Sin embargo, el hecho de que no podamos vivir de acuerdo con la norma perfecta de Dios no cambia el hecho de que esa debe ser nuestra meta y nuestro mensaje. Además, muchas veces los verdaderos cristianos se comportan de una manera poco cristiana por inmadurez en la fe o por falta de comprensión de lo que implica exactamente la vida cristiana. Los nuevos creyentes suelen estar entusiasmados con su nueva fe y deseosos de compartirla con los demás. Cuando, debido a la inmadurez, sus vidas no están a la altura de su testimonio, se les acusa de no practicar lo que predican. A medida que crecemos y maduramos en la fe, nuestras vidas deberían reflejar cada vez más las verdades que profesamos creer.
Afortunadamente, la gente no se salva por el hecho de que otros practiquen o no lo que predican. La salvación es el don de Dios por medio de la fe, y ninguno de los que Dios ha dado a Cristo será arrebatado de Su mano (Juan 10:28-29). Ninguna cantidad de profesiones falsas por parte de los incrédulos o acciones decepcionantes por parte de cristianos inmaduros puede cambiar eso.
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