Pregunta
¿Es bíblica la preexistencia de Jesús?
Respuesta
Sin duda, el argumento bíblico a favor de la preexistencia de Jesús es multifacético. La preexistencia se define como "existencia en un estado anterior o previo a otra cosa". En el caso de Jesucristo, Su preexistencia significa que, antes de convertirse en hombre y caminar sobre la tierra, ya existía como la segunda Persona de la Trinidad. La Biblia no solamente enseña claramente esta doctrina, sino que también hace referencia a este hecho en varios lugares de los Evangelios y las Epístolas. Además, las propias acciones de Jesús revelan Su identidad divina y, en consecuencia, Su preexistencia.
Varios lugares en el Nuevo Testamento enseñan claramente la preexistencia de Jesús. Jesús dijo: "Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). Solamente este pasaje es suficiente para demostrar que la Escritura respalda la preexistencia de Jesús, pero este es solo uno de los muchos pasajes de este tipo. Jesús mismo enseñó Su propia preexistencia (Juan 3:13; 6:33, 38, 62; 8:23; 16:28). Cristo incluso dijo que existía antes del nacimiento de Abraham (Juan 8:58–59), ¡a pesar de que el nacimiento de Abraham fue muchos siglos antes que el de Jesús! Varios textos muestran a Jesús como preexistente junto a Su Padre (Romanos 8:3; 1 Juan 1:2; Gálatas 4:4). Incluso Varios pasajes identifican a Jesús como el Creador (Juan 1:2–3; Colosenses 1:16–17; Hebreos 1:2).
Probablemente, la prueba más clara de la preexistencia de Cristo fue el propio comportamiento de Jesús. Muchas veces hacía y decía cosas que solo el Dios de Israel tenía el derecho o el poder de hacer. Cuando Jesús sanó al paralítico en Marcos 2, lo hizo para demostrar Su autoridad y Su poder para perdonar pecados (Marcos 2:3–12). El pueblo judío era muy consciente de que tales acciones estaban reservadas solo para Yahvé. Las acciones de Jesús en Lucas 7 provocaron una reacción similar (Lucas 7:48–50).
Que Jesús preexistía en Su divinidad se comprueba aún más por el hecho de que fue adorado varias veces en los Evangelios (Mateo 28:9, 17; Lucas 24:52; Juan 9:38; 20:28). Jesús nunca rechazó tal adoración. Consideraba que esa adoración era totalmente apropiada. Jesús dio a entender que tenía autoridad sobre el día de reposo (Marcos 2:28), así como la autoridad para abolir la Ley (Efesios 2:14–15). Tal comportamiento es una pura blasfemia viniendo de cualquiera que no sea una Persona divina (y, por lo tanto, preexistente).
Además, Jesús se identificó a sí mismo como el divino Hijo del Hombre (Marcos 14:61–64) y afirmó ser capaz de resucitar de entre los muertos (Juan 10:17–18). Resultó que este sería el milagro que autenticaría Sus afirmaciones radicales y Su ministerio (Mateo 12:38–40; 16:1–4). Jesús realizó este gran milagro y dio pruebas convincentes de ello (Lucas 24:36–43; Juan 20:26; 21:1-14; Hechos 1:3–6). Este milagro confirmó la deidad de Jesús y, por lo tanto, Su preexistencia.
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¿Es bíblica la preexistencia de Jesús?
