Pregunta
¿Qué dice la Biblia sobre la procrastinación?
Respuesta
La procrastinación es "la acción de posponer a propósito la realización de algo que se debe hacer", y en algunas personas es algo habitual al realizar cualquier tarea. Aunque la palabra en sí no se encuentra en la Biblia, podemos encontrar algunos principios que nos pueden servir de ayuda.
A veces, la procrastinación es el resultado de la pereza, y la Biblia tiene mucho que decir al respecto. La Biblia elogia el trabajo duro y el esfuerzo (Proverbios 12:24; 13:4) pero advierte contra la pereza y la negligencia (Proverbios 15:19; 18:9). Una solución para la procrastinación es una mayor diligencia, sin importar cuál sea la tarea. El cristiano debe estar muy motivado para ser diligente en su trabajo, ya que en última instancia está sirviendo al Señor. "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Colosenses 3:23). Si nos dedicamos de todo corazón a nuestro trabajo, como dice este versículo, posiblemente nos costará procrastinar mucho.
La Biblia nos dice que para algunas cosas no nos podemos demorar. Jesús enseñó que la reconciliación con un hermano ofendido debería hacerse de inmediato al acordarnos de la situación (Mateo 5:23-24). También dijo que había que tenemos que "ponernos de acuerdo" con nuestros adversarios (versículo 25). Por más desagradable que sea buscar la paz con un enemigo, no debemos perder el tiempo. De igual manera, se nos instruye: "No se ponga el sol sobre vuestro enojo" (Efesios 4:26). Controlar nuestra ira de manera adecuada es un tema muy importante, y no debemos dejarlo para mañana, ya que esto le daría al diablo una ventaja (versículo 27).
Los cristianos no podemos esperar a compartir el evangelio a los perdidos. No hay tiempo que perder. Jesús comparó la tarea de evangelización con la de un hombre que invita a la gente a un gran banquete. Cuando envió a su siervo con las invitaciones, dijo: "Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos" (Lucas 14:21). Lo más llamativo de la invitación es su carácter público (se invita a todos y a cada uno) y la urgencia (el anuncio de la fiesta debe hacerse "pronto").
Algunas personas, cuando escuchan el evangelio y se dan cuenta de su necesidad espiritual, se demoran en reaccionar. Este es el tipo más peligroso de procrastinación. La vida es corta, y no sabemos qué pasará mañana (Santiago 4:13-14). La Biblia nos exhorta a que nos reconciliemos con Dios hoy. "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación" (Heb 3:12-13, 15). Aplazar y dejar para más tarde la reconciliación con Dios significa endurecer el propio corazón.
Jesús puede volver en cualquier momento; no sabemos cuándo (Lucas 12:40). El Señor explicó la importancia de estar preparados para Su venida en Mateo 25:1-13. En esta parábola, diez vírgenes esperan la llegada del novio y que el banquete de bodas empiece. Cinco de las vírgenes estaban preparadas para su llegada; las otras cinco no quisieron prepararse sino cuando ya era demasiado tarde, y las dejaron atrás. Jesús llamó a las vírgenes que no estaban preparadas "insensatas"; una de las razones por las que no estaban preparadas pudo ser que lo dejaron para más tarde.
Por lo tanto, cuando se trata de nuestra vida espiritual, no podemos dejar las cosas para más tarde. Tampoco es conveniente dejar para más tarde el sanar una relación rota o el controlar la ira. Y puesto que nuestro servicio a Dios es lo que motiva todo lo que hacemos, no tenemos motivos para procrastinar. Para resumir, la procrastinación es un mal hábito con consecuencias eternas.
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¿Qué dice la Biblia sobre la procrastinación?