Pregunta
¿Qué es la profecía? ¿Qué significa profetizar?
Respuesta
Profetizar es, sencillamente, decir profecías. Profecía es el sustantivo, y profetizar es el verbo. Profecía, en su definición más básica, es "un mensaje de Dios". Así pues, profetizar es proclamar un mensaje de Dios. Quien lo hace es, por tanto, un profeta. Aunque la predicción se asocia a menudo con la profecía, revelar el futuro no es un elemento necesario de la profecía; sin embargo, puesto que solo Dios conoce el futuro, cualquier palabra autorizada sobre el futuro debe ser necesariamente una profecía, es decir, un mensaje de Dios.
En el Antiguo Testamento, había profetas que se limitaban a decir sus mensajes divinos a un rey o al pueblo (por ejemplo, Samuel, Natán, Elías y Eliseo). Más tarde, hubo una serie de "profetas escritores" cuyos mensajes se conservan en las Escrituras (por ejemplo, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Oseas y Malaquías). A menudo, los profetas prologaban sus declaraciones con palabras como "así dice el Señor" o "esto es lo que dice el Señor". La cuestión es que Dios había comunicado algo a los profetas, y ellos hablaban directamente por Él. "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:21).
Según Deuteronomio 13, hay dos señales de un verdadero profeta. Primero, no debe ordenar a la gente que siga a otros dioses. En segundo lugar, siempre que el profeta diga algo sobre acontecimientos futuros, esos acontecimientos se tienen que cumplir. Si el profeta promueve la adoración de dioses falsos, o si sus predicciones no se cumplen, entonces es un falso profeta.
Muchas veces Dios daba al profeta un mensaje sobre algo que sucedería a corto plazo, para darle credibilidad en el mensaje a más largo plazo. Por ejemplo, Jeremías dijo a los líderes de Judá que la nación sería conquistada por Babilonia. Pero otro "profeta", un charlatán llamado Hananías, se levantó y dijo que el Señor le había dado un mensaje diferente, y afirmó que Jeremías no era un verdadero profeta. Jeremías le dijo a Hananías que dentro de un año él, Hananías, estaría muerto, y dentro del año murió (Jeremías 28). El hecho de que Jeremías pudiera predecir el futuro con tanta exactitud debería haber dado más credibilidad a sus otras palabras.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista proclama que el Reino de Dios y el Mesías están en escena, e identifica a Jesús como ese Mesías. A menudo se llama a Juan, el último de los profetas del Antiguo Testamento. En el resto del Nuevo Testamento no se menciona mucho a los profetas. Parece que los apóstoles cumplían la función profética, pues hablaban directa y autoritariamente en nombre de Dios, y sus palabras se conservan hoy en las Escrituras. En Efesios 2:20 se menciona a los apóstoles y profetas como el fundamento de la Iglesia, siendo Jesucristo la piedra angular. Evidentemente, antes de que se completara el canon de las Escrituras, Dios pudo haberse comunicado directamente con la gente de forma más regular. La profecía figura como uno de los dones del Espíritu (ver Romanos 12:6-8).
Hoy en día es de gran interés saber si el don de profecía continúa o si cesó cuando se completó el periodo fundacional de la Iglesia. Primera de Corintios 12-14 es el pasaje más largo del Nuevo Testamento relativo a la profecía. La iglesia de Corinto hacía un mal uso de este don, así como del don de lenguas. Un problema que tenían era que, cuando los creyentes se reunían, hablaban demasiados profetas, y además se interrumpían unos a otros. Pablo dice que como mucho deben hablar dos o tres profetas, y deben hacerlo de uno en uno. Los demás deben considerar o evaluar cuidadosamente lo que dice el profeta (1 Corintios 14:29-31). Quizá la mejor interpretación sea que algunas personas de Corinto pensaban que estaban recibiendo una palabra directamente de Dios, pero podían haberse equivocado; por tanto, necesitaban someter sus profecías al juicio de la iglesia. Como en el Antiguo Testamento, si una profecía del Nuevo Testamento era contraria a la sana doctrina, había que rechazarla.
La instrucción de 1 Corintios 14 también sugiere que una persona debe ser prudente al hablar en nombre de Dios si la revelación es extrabíblica. Llevar un "mensaje de Dios" no coloca automáticamente a una persona en una posición de autoridad. El profeta potencial debe someter humildemente su mensaje a los líderes de la iglesia para que lo confirmen. La directiva de Pablo sugiere que el don de profecía ya empezaba a menguar como don de autoridad en la época en que se escribió 1 Corintios.
Un predicador o pastor desempeña hoy una función profética en la medida en que proclama y explica la Palabra de Dios escrita. Sin embargo, a los pastores nunca se les llama "profetas" en el Nuevo Testamento. El pastor puede decir con confianza: "Así dice el Señor", si lo acompaña de capítulo y versículo. Por desgracia, algunos pastores asumen un manto profético y hacen pronunciamientos que no proceden de Dios, sino de su propia imaginación.
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¿Qué es la profecía? ¿Qué significa profetizar?