Pregunta
¿Qué significa ser siervo de Cristo?
Respuesta
En muchos lugares del Nuevo Testamento, el apóstol Pablo se refiere a sí mismo como "un siervo de Jesucristo" (por ejemplo, Romanos 1:1; Colosenses 4:12; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 4:6). El medio hermano del Señor, Judas, se refiere a sí mismo de la misma manera (Judas 1:1). En lugar de sacar provecho de su estrecha relación con Jesús, Judas se relegó a sí mismo a la condición de siervo. La familia, los amigos y los apóstoles elegidos de Jesús se refieren a sí mismos como sus siervos, lo que implica claramente que Jesús es el Señor.
"Siervo" es una traducción de la palabra griega doulos, que significa literalmente "esclavo o siervo de la servidumbre, alguien que renuncia a todos sus derechos para servir a otro". Debido a que la palabra esclavo tiene una connotación tan negativa para nuestra sensibilidad moderna, a veces preferimos usar la palabra servidor. Sin embargo, servidor no captura del todo el significado real de doulos. Pablo dijo que era un "esclavo" de Cristo.
En la antigüedad, los esclavos se compraban o nacían en una familia de esclavos y servían al amo hasta que morían o hasta que el amo decidía liberarlos. Algunos esclavos habían desarrollado una relación tan estrecha y amorosa con la familia del amo que querían seguir sirviéndole, incluso cuando podían ser libres. Esa es la idea que Pablo y otros transmitían cuando se referían a sí mismos como siervos de Cristo. El Señor nos ha comprado a un precio muy alto (1 Corintios 6:20), y aquellos que llegan a conocerlo desean abandonarle todos los derechos y elegir servirle fielmente.
Un siervo de Cristo sabe quién es el Rey. Un siervo de Cristo es aquel que ha dejado de lado voluntariamente sus derechos personales para amar, servir y obedecer la voluntad de Dios en Cristo Jesús. Los siervos de Cristo mueren diariamente al pecado y a los deseos carnales, permitiendo que la vida de Cristo fluya a través de ellos (Gálatas 2:20).
Ser un siervo de Cristo es buscar Su voluntad en todas las cosas. Nuestro deseo principal cada día, como siervos de Cristo, es honrar y glorificar a Aquel que nos compró la libertad del pecado (1 Corintios 10:31). Esto significa que debemos morir a nosotros mismos (Lucas 9:23), renunciar a nuestro derecho a dirigir nuestras propias vidas (Lucas 6:46) y buscar formas de complacer a nuestro Maestro (Salmo 37:23; Proverbios 11:20). Al igual que un amo en la antigüedad asumía la responsabilidad de cuidar de sus siervos, nuestro Señor dice que Él proveerá todo lo que necesitemos cuando busquemos primero Su reino y Su justicia (Mateo 6:33; Filipenses 4:19).
Nuestro Maestro, Jesús, nos ha dado instrucciones en Su Palabra y espera que aquellos que profesan Su nombre las conozcan. A medida que aprendemos más, lo hacemos mejor. Los siervos de Cristo ponen en práctica todo lo que aprenden sobre cómo agradar a su Señor. Aunque Él tiene trabajos específicos para cada uno de nosotros de acuerdo con los dones y oportunidades que Él provee, algunos requisitos son universales para cualquiera que sea llamado a ser un siervo de Cristo:
• Persevera en la fe.
• Destruye las discusiones y todo pensamiento altivo que se levante contra el conocimiento de Dios.
• Lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Corintios 10:5).
• Procura llevar una vida santa (1 Pedro 1:14-16).
• Crucifica diariamente los deseos de la carne (Romanos 6:1-6).
• Ama a tus hermanos y hermanas en la fe (1 Juan 3:14-15).
• Acumula tesoros en el cielo (Mateo 6:19-20).
• Espera con ansia el regreso del Maestro (Apocalipsis 22:20; 2 Timoteo 4:8).
Los siervos de Cristo hacen su trabajo con humildad y desinterés, deseando únicamente complacer a su benevolente Maestro. En el verdadero servicio no hay pretensiones, ni engreimiento, ni búsqueda de compensación. Jesús nos recuerda el lugar humilde que ocupa un siervo: "Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: Siervos inútiles somos; hemos hecho solo lo que debíamos haber hecho" (Lucas 17:10, NBLA).
Los siervos de Cristo consideran su vida en la tierra como un breve tiempo de preparación para la eternidad. Las dificultades y luchas que debemos enfrentar mientras estamos en la carne se verán superadas con creces por la gloria y la recompensa que nos esperan (2 Corintios 4:17). Así como un siervo que ama a su amo vive para la aprobación de su amo, así los siervos de Cristo viven para el momento en que Él dirá: "Bien, siervo bueno y fiel...entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:21, 23, NBLA).
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