Pregunta
¿Importa si no puedo recordar exactamente cuándo fui salvo?
Respuesta
Muchos cristianos pueden recordar exactamente cuándo fueron salvos: la fecha, la hora del día, el lugar exacto, las personas involucradas y las circunstancias que llevaron al momento de la decisión. Otros recuerdan menos claramente: recuerdan a la persona que oró con ellos y dónde estaban, pero no pueden recordar la fecha exacta, solo un marco de tiempo general. Aún otros no pueden recordar ni eso: saben que están salvos, pero no recuerdan cuántos años tenían cuando se salvaron, o incluso tomar la decisión por Cristo.
Por lo general, aquellos que no pueden recordar exactamente cuándo fueron salvos, fueron criados en la fe y han seguido a Cristo desde la infancia. En su recuerdo, siempre han amado a Jesús y confiado en Él, y no pueden identificar un momento de salvación. En contraste, aquellos que vivieron en rebeldía antes de la salvación o que tuvieron un momento de crisis que condujo a la fe en Cristo, normalmente recordarán el tiempo, lugar, y la situación con gran detalle.
El carcelero filipense en Hechos 16 tuvo una experiencia de conversión dramática, es decir, traumática. Acababa de sobrevivir a un terremoto que liberó a todos los prisioneros de su cárcel, y estaba a punto de suicidarse cuando fue detenido por Pablo y Silas. Los prisioneros no habían huido, y dos de ellos estaban allí para compartir el evangelio con él. Sin duda, el carcelero recordó por el resto de su vida exactamente cuándo, dónde y cómo fue salvo. El apóstol Pablo mismo tuvo una experiencia de salvación angustiosa, que involucró una visión de Cristo, tres días de ceguera, y un cambio total de la dirección de su vida (Hechos 9). No tuvo problemas para recordar cuándo sucedió eso.
Pero no todos vienen a Cristo bajo tales circunstancias, y no todos recuerdan exactamente cuándo fueron salvos. El hecho es que, no importa. La salvación es del Señor (Jonás 2:9). Dios hace la salvación; es Su obra, y Él recuerda todos los detalles que rodean a cada alma. Somos salvos por gracia, a través de la fe (Efesios 2:8), no por la fuerza de nuestra memoria. "¿Recuerdas exactamente cuándo fuiste salvo?" no es una pregunta que enfrentaremos en el cielo.
Una persona puede ser salva y no recordar los detalles de cuándo. Esto es especialmente cierto si fue salvo de niño. Lo que es importante es entender que hubo un momento de salvación, incluso si no podemos recordarlo. Hubo un tiempo en que el Espíritu Santo vino a morar en nosotros, cuando el Señor nos sacó de las tinieblas a su maravillosa luz, cuando nuestros pecados fueron perdonados y fuimos justificados. Nadie nació salvo. Todos nacemos pecadores necesitados de salvación. En algún momento, debimos haber escuchado el evangelio y responder con fe a él.
Más importante que saber cuándo fuimos salvos, es saber que somos salvos. Nunca debemos asumir que somos salvos simplemente porque nuestros padres nos lo dijeron, o porque hemos asistido a la iglesia toda nuestra vida, o porque sentimos un escalofrío cuando cantamos canciones de alabanza. Más bien, deberíamos ser sabios y seguir el mandato de la Biblia de "examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí mismos. Sin duda saben que Jesucristo está entre ustedes; de no ser así, ustedes han reprobado el examen de la fe genuina." (2 Corintios 13:5).
La epístola de 1 Juan nos da algunas pruebas que podemos usar para asegurar nuestra fe. Si realmente hemos nacido de nuevo, nuestras vidas tenderán hacia lo siguiente, incluso si no podemos recordar exactamente cuándo fuimos salvos:
1. Deseando tener comunión con el pueblo de Dios (1 Juan 1:3)
2. Caminando en la luz más que en la oscuridad (1 Juan 1:6-7)
3. Admitiendo y confesando pecados (1 Juan 1:8)
4. Obedeciendo la Palabra de Dios (1 Juan 2:3–5)
5. Amamos a Dios más que al mundo (1 Juan 2:15)
6. Haciendo habitualmente lo que es correcto (1 Juan 2:29)
7. Manteniendo una vida pura (1 Juan 3:3)
8. Pecando menos (1 Juan 3:5–6)
9. Amamos a otros cristianos (1 Juan 3:14)
10. Amamos sin hipocresía (1 Juan 3:18–19)
11. Mantenemos una conciencia limpia (1 Juan 3:21)
12. Experimentamos victoria en nuestra caminata cristiana (1 Juan 5:4)
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