Pregunta
¿Qué eran las religiones mistéricas?
Respuesta
Las religiones mistéricas formaban parte de un movimiento religioso diverso que surgió durante el siglo I y se extinguió a finales del siglo V. Estas religiones sectarias incluían la adoración de deidades paganas de Grecia, Anatolia, Egipto, Persia y Siria.
Las religiones mistéricas se llamaban así porque consistían en cultos estrictamente secretos caracterizados por complejos rituales de iniciación y ceremonias religiosas que sólo conocían quienes eran admitidos formalmente en el grupo. A causa de su secretismo, la información sobre las religiones mistéricas está fragmentada y es algo difícil de descifrar.
Entre las religiones mistéricas más conocidas se encuentran los cultos griegos de Deméter, Eleusina y Dionisio; el culto frigio de Cibeles (la Magna Mater o Gran Madre de los dioses) y de Atis; el culto sirio de Adonis; los cultos egipcios de Isis y Osiris; y el culto persa de Mitra.
Aunque cada religión mistérica era distinta y estaba basada en influencias culturales y en los mitos que rodeaban a cada culto, compartían una serie de puntos en común. El rasgo predominante de cada una era la práctica de ritos sagrados, llamados misterios. En estos rituales secretos se representaba el culto al dios o diosa mitológicos. Los participantes cometían sacrilegio si divulgaban lo que ocurría durante estas ceremonias.
Otros puntos comunes notables de las religiones mistéricas eran que los nuevos miembros se unían por elección y no por nacimiento; los rituales de afiliación incluían limpiezas, bautismos y sacrificios; y la salvación o redención era un objetivo. La mayoría de las religiones mistéricas incluían una figura divina que moría y volvía a la vida, tenían un énfasis escatológico y utilizaban mucho el simbolismo.
Las religiones mistéricas surgieron durante el mismo periodo de la historia en el que surgió y se desarrolló la Iglesia cristiana. En algunos aspectos, estos cultos tenían rasgos comunes con el cristianismo. Por ello, varios historiadores y estudiosos han afirmado que el cristianismo tomó prestado de las religiones mistéricas o que éstas influyeron en el cristianismo; sin embargo, se puede argumentar con firmeza lo contrario: que las religiones mistéricas tomaron prestado del cristianismo para añadirlo a sus mitologías. Además, las similitudes entre el cristianismo y las religiones mistéricas son meramente superficiales.
Las religiones mistéricas eran sincretistas, es decir, los seguidores podían incorporar creencias de otras religiones a su propio conjunto de puntos de vista. Este desprecio por la doctrina correcta es una diferencia clave entre las religiones mistéricas y el cristianismo. El cristianismo sólo reconoce un camino hacia Dios (Juan 14:6) y da la máxima importancia a la doctrina correcta (1 Timoteo 1:1-11). No hay lugar para la fusión de creencias con otras religiones.
Mientras participaban en rituales secretos, los devotos de las religiones mistéricas buscaban experiencias emocionales y a menudo entraban en estados alterados de conciencia, que creían que eran un reino elevado de la realidad. Por el contrario, los cristianos se comprometen a conocer y vivir según la verdad de la Palabra de Dios (Juan 17:17; Efesios 1:13; 2 Timoteo 2:15; Colosenses 1:5; Santiago 1:18). Practican el autocontrol, no la autocomplacencia (2 Timoteo 1:7).
A menudo, los adeptos de las religiones mistéricas hacían un voto de secreto y silencio, y hacían énfasis en la adoración interna en grupos privados. En el cristianismo no hay creencias ni rituales secretos. Los seguidores de Jesucristo están llamados a evangelizar y a llevar las buenas nuevas del evangelio a todo el mundo: "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". (Mateo 28:18-20).
Durante todas las épocas, las personas han buscado ansiosamente experiencias religiosas, mientras que Satanás ha procurado engañarlas (2 Corintios 4:4). Las religiones mistéricas no eran más que la falsificación de esa época para la única fe verdadera: "Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él" (1 Corintios 8:5-6).
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