Pregunta
¿Por qué era necesario un sacrificio de sangre en el sistema de sacrificios?
Respuesta
Todo el Antiguo Testamento, todos los libros, apuntan hacia el Gran Sacrificio que iba a venir: la entrega sacrificial que Jesús hizo de Su propia vida a favor nuestro. Levítico 17:11 es la declaración central del Antiguo Testamento sobre el significado de la sangre en el sistema de sacrificios. Dios, hablando a Moisés, declara: "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona".
La definición de "sacrificio" es la ofrenda de algo valioso por una causa o un motivo. Hacer expiación es satisfacer a alguien o algo por una ofensa cometida. El versículo de Levítico se puede leer más claramente ahora: Dios dijo: "y yo os la he dado (la vida de la criatura, que está en su sangre) para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas (cubriendo la ofensa que habéis cometido contra mí)". En otras palabras, aquellos que son cubiertos por el sacrificio de sangre son liberados de las consecuencias del pecado.
Por supuesto, los israelitas no conocían a Jesús como tal, o cómo Él moriría por ellos y luego resucitaría, aunque sí creían que Dios les enviaría un Salvador. Los muchos sacrificios de sangre que se ven en el Antiguo Testamento son un presagio del verdadero sacrificio de una vez y para siempre, para que los israelitas nunca olviden que, sin la sangre, no hay perdón. Este derramamiento de sangre es un acto de sustitución. Por lo tanto, la última cláusula de Levítico 17:11 podría leerse así: "la sangre 'hará expiación' a costa de la vida" (es decir, la vida del animal) o "hace expiación a cambio de la vida" (es decir, la vida del pecador, siendo Jesucristo el que da la vida a través de Su sangre derramada).
Hebreos 9:11-18 confirma el simbolismo de la sangre como vida y aplica Levítico 17:11 al sacrificio del Señor Jesucristo. El versículo 12 afirma claramente que los sacrificios de sangre del Antiguo Testamento eran temporales y sólo expiaban el pecado parcialmente y por poco tiempo, por lo que era necesario repetir los sacrificios anualmente. No obstante, cuando Cristo entró en el Lugar Santísimo, lo hizo para ofrecer Su propia sangre una vez y para siempre, haciendo innecesarios los sacrificios futuros. Esto es lo que Jesús quiso decir con Sus últimas palabras en la cruz: "Consumado es" (Juan 19:30). Nunca más la sangre de toros y machos cabríos limpiaría a los hombres de su pecado. Sólo aceptando la sangre de Jesús, derramada en la cruz para la remisión de los pecados, podemos presentarnos ante Dios cubiertos de la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21).
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¿Por qué era necesario un sacrificio de sangre en el sistema de sacrificios?