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Pregunta

¿Qué es un salto de fe?

Respuesta


El libro de Hebreos es un lugar excelente para encontrar respuestas a nuestras preguntas sobre la fe. El capítulo 11 comienza con esta breve definición de la fe: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).

¿Qué es, pues, un salto de fe? El término salto de fe no se encuentra en la Biblia. Sin embargo, es una expresión común. Normalmente, dar un salto de fe significa "creer en algo sin tener pruebas de ello" o "intentar algo que tiene pocas posibilidades de éxito". En realidad, el salto de fe se originó en un contexto religioso. Søren Kierkegaard acuñó la expresión como metáfora de la creencia en Dios. Sostenía que la verdad no se puede encontrar solo mediante la observación, sino que se debe comprender en la mente y el corazón, aparte de las pruebas empíricas. Puesto que no podemos observar a Dios con nuestros ojos, debemos tener fe en que está ahí. Pasamos de los conceptos materiales a los inmateriales con un "salto de fe".

Continuando en el capítulo 11 de Hebreos, encontramos una impresionante lista de hombres y mujeres de la Biblia que dieron un "salto de fe", por así decirlo. Estas son solo algunas de las personas mencionadas que creyeron en la palabra de Dios y confiaron en que Él haría lo que había prometido:

Por fe, Noé obedeció a Dios y construyó un arca para salvar a su familia del diluvio (Génesis 6:9 - 7:24). Por fe, Abraham se preparó para sacrificar a su hijo, creyendo que Dios le proporcionaría un cordero (Génesis 22:1-19). Por la fe, Moisés eligió ponerse del lado de los hebreos en lugar de permanecer en el palacio egipcio (Éxodo 2 - 4). Por fe, Rahab arriesgó su vida y dio refugio en su casa a los espías enemigos (Josué 2:1-24).

A lo largo del resto de las Escrituras, continúan las historias de los fieles. Por fe, David se enfrentó a un gigante con solo una honda y una piedra (1 Samuel 17). Por la fe, Pedro salió de la barca cuando Jesús lo invitó a venir (Mateo 14:22-33). Los relatos siguen y siguen, y cada historia nos ayuda a comprender el significado bíblico de un salto de fe.

Ejercer la fe en Dios exige a menudo asumir un riesgo. Segunda de Corintios 5:7 nos dice: "Porque por fe andamos, no por vista" (NBLA). Pero un paso de fe bíblico no es un salto "a ciegas". Nuestra fe está respaldada por la seguridad y la certeza. La fe está sólidamente respaldada por las promesas de Dios en Su Palabra. Un salto de fe no es un impulso irracional que nos hace saltar a lo desconocido sin ninguna previsión. Según la Palabra de Dios, los creyentes deben buscar el consejo de líderes piadosos (Proverbios 11:14; 15:22; 24:6). Además, los cristianos deben adquirir sabiduría y dirección de la Palabra de Dios (Salmo 119:105, 130).

Las historias de la Biblia existen por una razón. Nuestra confianza y fe se fortalecen al leer estos relatos de la poderosa liberación y rescate de Dios en tiempos de necesidad. Dios liberó milagrosamente a José de la esclavitud y lo puso al mando de todo Egipto. Dios transformó a Gedeón de cobarde a valiente guerrero. Estos personajes bíblicos dieron saltos de fe porque confiaron en el Dios lo bastante poderoso como para rescatarlos, sostenerlos y no dejarlos caer (ver Judas 1:24).

Poner nuestra fe en acción puede parecer un salto aterrador, pero eso forma parte de la prueba y la comprobación de nuestra fe: "En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; a quien sin haber visto, ustedes lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en Él, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, obteniendo, como resultado de su fe, la salvación de sus almas" (1 Pedro 1:6-9, NBLA; ver también Hebreos 11:17).

Dar un paso en la fe requiere confiar en que Dios hará lo que ya ha prometido en Su Palabra, aunque todavía no veamos el cumplimiento de Su promesa. La fe, la creencia y la confianza verdaderas nos moverán a la acción.

Un salto de fe puede significar abandonar la seguridad de tu zona de confort. Pedro abandonó su seguridad y comodidad cuando saltó de la barca para caminar sobre el agua hacia Jesús. Pudo dar ese salto de fe porque conocía a su Señor y confiaba en que era bueno: "El Señor es bueno para con todos, y su compasión, sobre todas Sus obras" (Salmo 145:9, NBLA). Cuando Jesús dijo: "Ven", Pedro ejerció una fe infantil, el tipo de fe que todos estamos llamados a poseer: "Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios" (Lucas 18:16).

Cuando demostramos auténtica confianza en Dios, sabemos que nuestro "salto de fe" es en realidad un salto a sus brazos todopoderosos y amorosos. Él se deleita en nuestra confianza y recompensa a quienes le buscan con fervor: "Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Él crea que existe y que recompensa a los que le buscan" (Hebreos 11:6, NBLA).

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