Pregunta
¿Qué es el impuesto del templo?
Respuesta
El impuesto del templo era requerido a los varones judíos mayores de 20 años, y el dinero se utilizaba para el mantenimiento y reparaciones del templo. En Éxodo 30:13–16, Dios le dijo a Moisés que recolectara este impuesto en el momento del censo realizado en el desierto. En 2 Reyes 12:5–17 y Nehemías 10:32–33, parece que el impuesto del templo se pagaba anualmente, no solo durante un censo. Este impuesto de medio siclo no era una gran suma de dinero, sino equivalente aproximadamente a dos días de salario. Según el tratado Shekalim en el Talmud, el impuesto del templo se recaudaba durante uno de estos festivales judíos: la Pascua, Pentecostés o los Tabernáculos.
El impuesto del templo también se menciona en el Nuevo Testamento en Mateo 17:24–27 cuando Pedro fue confrontado por los líderes religiosos que recaudaban el impuesto. Los líderes preguntaron a Pedro, "¿No paga tu maestro el impuesto del templo?" Los líderes quizás estaban intentando demostrar la deslealtad de Jesús al templo o su violación de la ley. Pedro afirmó que Jesús sí pagaba el impuesto del templo. Cuando Pedro entró en la casa donde estaba Jesús, el Señor le preguntó, "¿De quiénes cobran los reyes de la tierra los tributos o los impuestos, de sus hijos o de los extraños?" A esto Pedro respondió que los reyes cobran de otros porque sus hijos están exentos. El punto de Jesús era que, dado que el templo era la casa de su Padre, Jesús estaba exento. ¿Por qué debería el Hijo de Dios pagar un impuesto a su propio Padre?
Aunque Jesús, como el Hijo de Dios, y sus discípulos estaban exentos de pagar el impuesto del templo, pagaron el impuesto para no ofender a los líderes judíos (Mateo 17:27). Luego Jesús instruye a Pedro a lanzar una línea de pesca, lo que resultará en una captura. Cuando Pedro abrió la boca del pez, encontró una moneda que resultó ser la cantidad correcta para el impuesto del templo para él y Jesús.
Jesús utilizó la cuestión del impuesto del templo para enseñar una lección. Los cristianos son libres, pero a veces deben renunciar a sus derechos para mantener su testimonio y no hacer que otros tropiecen. La verdadera libertad no es servirnos a nosotros mismos, sino a los demás (ver Gálatas 5:13).
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¿Qué es el impuesto del templo?