Pregunta
¿Cómo puedo discernir la voluntad de Dios?
Respuesta
La mayoría de la gente dice de vez en cuando: "Me gustaría conocer la voluntad de Dios para mí respecto a esta situación específica". ¿Es posible tener ese conocimiento? Deberíamos preguntarnos primero: "¿Quiere Dios que conozcamos Su voluntad?". La respuesta es "¡sí!". En el sentido más básico, por eso nos ha dado Su Palabra, la Biblia. Además, la obediencia depende del conocimiento. ¿Cómo podemos obedecerle si no sabemos lo que Él quiere que hagamos?
Pablo enseñó que podemos discernir la voluntad de Dios: "Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual" (Colosenses 1:9, NBLA; cf. Colosenses 4:12). En otro lugar, Pablo ordena a las personas que comprendan la voluntad de Dios: "Así pues, no sean necios, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor" (Efesios 5:17, NBLA). Y nosotros debemos "[verificar] cuál es la voluntad de Dios" (Romanos 12:2, NBLA). Tratar de conocer la voluntad de Dios es un buen propósito.
A continuación se presentan algunos principios generales que podemos utilizar para tratar de descubrir los detalles de la voluntad de Dios. (El contenido ha sido adaptado de varias fuentes, en particular de la obra de Charles Stanley La Voluntad de Dios: Comprendiendo y buscando Su plan definitivo para tu vida, Howard Books, 2019).
1. La completa Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17; Salmo 119:105; Isaías 8:20). La Biblia revela la voluntad general de Dios para nosotros y Su voluntad con respecto a ciertos asuntos específicos (como amar a los demás, hablar la verdad, mantener la pureza sexual, etc.). En cada situación, debemos determinar primero si la Biblia trata el tema específicamente o como un principio. Si es así, tenemos la voluntad de Dios en el asunto. Este es un criterio de "descarte" porque Dios nunca nos llevará a hacer algo que contradiga Su Palabra.
2. Una consagración completa (Salmo 37:3-4; Juan 7:17; Romanos 12:1-2; 2 Corintios 8:5). Dios nos llama a un compromiso total con Él. Si solo buscamos guía en un área, ignorando la voluntad de Dios en el resto de nuestras vidas, estamos equivocándonos. La voluntad de Dios implica algo más que qué clase de empleo buscar o qué auto comprar; abarca la santidad y la consagración en todas las áreas de la vida.
3. Comprometerse de antemano a hacer la voluntad de Dios (Lucas 22:42; Salmo 40:8; Hebreos 10:7-9; Juan 4:34; 5:30). Cuando buscamos la voluntad de Dios, debemos estar dispuestos a hacerla cuando descubramos cuál es, aunque no nos guste precisamente. Por supuesto, tenemos nuestras inclinaciones y preferencias. Sin embargo, debemos estar dispuestos a dejar de lado nuestras preferencias y optar por la elección perfecta (y, por tanto, la mejor) de Dios. El evangelista del siglo XIX George Müller tenía este testimonio de cómo buscaba la voluntad de Dios: "Al principio trato que mi corazón llegue a un estado tal que no tenga voluntad propia con respecto a un asunto determinado. Nueve décimas partes de los problemas con la gente están aquí. Nueve décimas partes de las dificultades se superan cuando nuestros corazones están dispuestos a hacer la voluntad del Señor, sea cual sea. Cuando uno se encuentra verdaderamente en este estado, no suele haber más que un pequeño camino hacia el conocimiento de cuál es Su voluntad" (Respuestas a la oración: de las Historias de George Müller", compilado por A.E.C. Brooks, Lector House, 2020). ¿Acaso nos limitamos a hacer Su voluntad a regañadientes, deseamos más plenamente hacer Su voluntad, o nos deleitamos genuinamente en hacer Su voluntad?
4. Invocar al Señor (Orar) (Mateo 6:10; Lucas 6:12-13; Santiago 1:5). Para conocer la voluntad de Dios, debemos pedirle sabiduría: "Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" (Santiago 1:5, NBLA). El pedir debe hacerse con fe, sin dudar (Santiago 1:6).
5. Las circunstancias (Hechos 15:36-41; 1 Corintios 16:9; Filipenses 1:12-13). Dios a menudo dispone soberanamente las circunstancias para que se alineen de tal manera que nos indiquen una dirección determinada. Dios obra en nosotros; también obra a nuestro alrededor (ver Hechos 16:6-10). Las circunstancias pueden malinterpretarse, por lo que se aconseja cautela y es necesario orar, aunque los acontecimientos sí pueden ayudar a confirmarnos y guiarnos en la voluntad de Dios.
6. Consejo (Proverbios 7:24; 15:22; 24:6; 28:26; Hechos 13:2-3; 15:1-41). El consejo piadoso de cristianos maduros puede ser invaluable para descubrir la voluntad de Dios. Un consejero sabio, que conoce al aconsejado y los detalles de la situación, le dará una perspectiva. El consejo se basará en una verdad bíblica sólida y adaptada a la persona.
7. Sentido común (Proverbios 23:19; Tito 2:11-12). A Benjamín Franklin se le atribuye la frase: "El sentido común es algo que todos necesitan, pocos tienen y a ninguno parece faltarle". El sentido común interviene en gran parte de lo que hacemos. No debemos confiar en la intuición ni en la sagacidad innata para excluir otras cosas, aunque tampoco debemos ignorar la capacidad de análisis y razonamiento que Dios nos ha dado. Muchas veces, Dios actúa a través de medios ordinarios. Hay ocasiones en que la voluntad de Dios puede ser contraria al sentido común -dar de comer a los 5.000 con el almuerzo de un niño no tenía sentido para los discípulos-, pero la mayoría de las veces adoptar un enfoque razonado y sensato es propio de la piedad.
8. Considera la guía del Espíritu Santo (Juan 14:26; 16:7-13; Romanos 8:27; 1 Juan 2:20). El Espíritu Santo guía a los hijos de Dios que buscan caminar en Su voluntad. "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios" (Romanos 8:14, NBLA). El Espíritu Santo puede guiarnos en una dirección particular durante días, años o incluso décadas para prepararnos para Sus propósitos (ver Romanos 8:28-30; Hebreos 11). También ha dotado a cada creyente de una manera específica (1 Pedro 4:10). El don de cada uno podría ser otro indicador a favor o en contra de un curso de acción específico.
9. Contentamiento (Filipenses 4:6-7; Colosenses 3:15-17). En términos generales, si no tenemos paz respecto a algo, no debemos hacerlo. Esto no significa que no tendremos preocupaciones, pero tendremos la confianza de que nos estamos moviendo en la dirección que Dios escogió y un sentido de paz de que emprendemos el camino bajo la dirección de Dios. "Dichoso el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba" (Romanos 14:22, NBLA).
10. Conciencia evangélica y consecuencias generales (1 Corintios 3:12-15; 9:19-23; Filipenses 2:3-4; Colosenses 3:17, 23-24). Pablo miraba "el panorama general" al descubrir la voluntad de Dios para sí mismo. Evaluó situaciones y decisiones en función de su impacto en la proclamación y el ministerio del Evangelio (1 Corintios 9:19-23). Y nos da este principio: "Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre" (Colosenses 3:17, NBLA). Considerar la situación a la luz del carácter de Dios y de Su plan global puede aclararnos las cosas. ¿Honrará esta decisión a Dios, o entristecerá Su corazón?
11. Consideraciones sobre la mayordomía (Lucas 19:11-26; 1 Corintios 4:1-2; 2 Timoteo 2:4). Somos mayordomos de todo lo que Dios nos ha confiado. Esto incluye nuestro tiempo, talentos, recursos, salud y dones espirituales. Y debemos discernir las prioridades adecuadas: lo bueno, por lo general, es enemigo de lo mejor. Esta forma de actuar, ¿mejorará nuestra eficacia para el Señor o la disminuirá?
12. Haz la voluntad de Dios a medida que la descubras (Salmo 143:10; Marcos 3:35; Juan 13:17; Filipenses 2:12-13; Santiago 4:13-17). Dios no nos muestra Su voluntad como un ejercicio académico o para satisfacer nuestra curiosidad. Nos muestra Su voluntad para que la hagamos. Santiago 1:22 (NBLA) dice: "Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos".
Conclusión y resumen. Dios quiere que conozcamos Su voluntad. Los detalles de Su plan se hacen evidentes a medida que estudiamos Su Palabra y lo seguimos. Los doce principios enumerados anteriormente deberían ayudarnos en el proceso.
El difunto maestro de la Biblia Warren Wiersbe, en su Comentario con la Palabra (Thomas Nelson, 1991), señaló la importancia del motivo para descubrir la voluntad de Dios: "Cuando busques edificar a otros y glorificar al Señor, sabrás qué hacer". (Ver 1 Corintios 10:31; 14:26; Efesios 4:29; Colosenses 3:17; y Hebreos 10:24-25). En cualquier situación, obedece lo que ya sabes que es la voluntad de Dios para tu vida.
Finalmente, no busques la voluntad de Dios a costa de buscarlo a Él. Jesús dijo: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3, NBLA). Sabemos que la suprema voluntad de Dios para nosotros es que seamos conformados a la imagen de Cristo (Romanos 8:28-30). Anhelamos honrar a Dios, pero, aún más, anhelamos conocerle. Confiamos en que "el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús" (Filipenses 1:6, NBLA).
Hebreos 13:20-21 (NBLA) nos presenta una oración y un desafío: "Y el Dios de paz, que resucitó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor, el gran Pastor de las ovejas mediante la sangre del pacto eterno, los haga aptos en toda obra buena para hacer Su voluntad, obrando Él en nosotros lo que es agradable delante de Él mediante Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén".
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