Pregunta
¿Por qué permite Dios que hombres malvados como Hitler y Saddam lleguen al poder?
Respuesta
La Biblia dice que Dios es soberano. Esto significa que, en última instancia, Él tiene el control de todo, no sólo de algunas cosas. Tiene el control del tiempo (Salmo 148:8), de la vida y la muerte (Salmo 104:29-30), e incluso de sucesos aparentemente intrascendentes (Proverbios 16:33). La soberanía de Dios se extiende a los gobernantes de las naciones: "suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes" (Daniel 2:20-21). Ciento cincuenta años antes del nacimiento de Ciro el Grande, Dios ya lo llamaba por su nombre y prometía colocarlo en el trono de Persia: "Yo lo desperté en justicia" (Isaías 45:13). El plan soberano de Dios tiene en cuenta al pagano Ciro, al orgulloso Nabucodonosor y, sí, a los Hitler y Hussein del mundo.
Romanos 13:1 nos dice: "porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas". Esta es una afirmación sorprendente, dado que el libro de Romanos fue escrito probablemente en 56-57 d.C.. El emperador de la época era Nerón, un gobernante claramente malvado. Nerón dirigió una de las persecuciones más severas contra los cristianos en la historia de la Iglesia. Cuando Pablo escribió esta porción de la Escritura, era consciente de la maldad de Nerón, pero no cuestiona por qué Dios lo puso en el poder. De hecho, Pablo nunca menciona a Nerón específicamente; la verdad general de que las autoridades son "establecidas por Dios" se aplica a todos los gobernantes en todas partes.
En Hechos 8, vemos que las autoridades gobernantes dirigieron una persecución contra la iglesia primitiva. Fue una época dura, y probablemente hubo creyentes que empezaron a dudar de la soberanía de Dios o a cuestionar Su cuidado. Sin embargo, la persecución tuvo el efecto de que la iglesia de Jerusalén fue "esparcida por toda Judea y Samaria" (versículo 1). Así, en parte debido a hombres malvados que ocupaban puestos de autoridad, la Gran Comisión se puso en acción, el evangelio se extendió y la iglesia creció.
Dios no dice explícitamente por qué permite que hombres malvados gobiernen. A veces, Dios ha usado gobernantes malvados para traer juicio sobre Su pueblo y traerlos de vuelta a la justicia. Vale la pena notar que todos los gobernantes son responsables ante Dios por sus acciones. Por ejemplo, Dios levantó a Nabucodonosor de Babilonia para castigar a Judá por su repetida idolatría (2 Reyes 20:17-18). Más tarde, después de cumplir su propósito, Babilonia fue juzgada por su propia maldad (Isaías 13:19; 14:4). Su rey, Nabucodonosor, sufrió un juicio individual (Daniel 4). Dios hizo lo mismo con Asiria, permitiendo su ascenso con un propósito, y luego juzgando el orgullo y la crueldad de esa nación (Isaías 10:5-19).
Dios a veces permite que gobierne un káiser, zar, fuehrer, sultán o déspota malvado, y las razones de Su elección no son muy evidentes. Pero sabemos esto: Dios siempre pone límites a los potentados (ver Salmo 74:12-17). Los gobernantes humanos no son omnipotentes, no son eternos y no son inmunes al castigo. Habrá un día de ajuste de cuentas. Los gobernantes que mueran en sus pecados enfrentarán el máximo castigo, la eternidad en el infierno. Hitler, Lenin y otros que han rechazado a Cristo y han abusado del pueblo de Dios han estado cumpliendo su sentencia en el infierno durante mucho tiempo.
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