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Pregunta

¿Cuál es el significado de la Parábola de la Viña?

Respuesta


La Parábola de la Viña aparece en tres de los evangelios (Mateo 21:33-46; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-19), siendo el relato de Mateo el más completo. Sin embargo, hay adiciones en los otros; por lo tanto, es sabio estudiar los tres relatos para lograr la mayor comprensión. Para conocer el contexto de lo que está sucediendo, necesitamos ver Mateo 21:18. Temprano en la mañana, Jesús va a los tribunales del templo para enseñar (21:23). Mientras Él está enseñando, el sumo sacerdote y los ancianos lo confrontan, queriendo saber con qué autoridad está enseñando. No permitiéndoles controlar la conversación, Jesús responde a la pregunta haciendo primero una pregunta (21:24-26). No les gusta Su pregunta ni Su respuesta a su respuesta; esencialmente, les ha dicho que no pueden guardar las apariencias ante su evidente intento de engatusarle y, por lo tanto, no está obligado a responder a su pregunta (21:27). Lo que Jesús les dijo es que Juan el Bautista y Él recibieron su autoridad de la misma fuente. Este intercambio provoca que los líderes se enfaden y se opongan a Jesús. Jesús entonces frustra aún más a los sacerdotes contando dos parábolas: la primera es la Parábola de los Dos Hijos, y la segunda es la Parábola de la Viña, a veces llamada la Parábola de los Labradores Malvados.

La primera parábola que Jesús enseña dice a los sacerdotes que han afirmado aceptar el mensaje de Dios, pero han fallado en vivir de acuerdo a él siendo obedientes. Externamente, son piadosos y parecen ser gente de Dios, pero Dios conoce el corazón, y allí han fallado miserablemente. La siguiente parábola (la Parábola de la Viña) es como echar sal en una herida. Por si no entendían completamente (lo cual sí hacían), Jesús da una imagen mucho más clara de lo que quiere decir. Obviamente, esto enfurece aún más a los sacerdotes, pero también da a los demás que estaban presentes la oportunidad de escuchar a Jesús explicar completamente las implicaciones de la desobediencia del pueblo judío a través de los tiempos.

Antecedentes: Hay 6 personajes principales en esta parábola: 1) el dueño del terreno—Dios, 2) la viña—Israel, 3) los labradores/agricultores—el liderazgo religioso judío, 4) los siervos del dueño—los profetas que permanecieron obedientes y predicaron la palabra de Dios al pueblo de Israel, 5) el hijo—Jesús, y 6) los otros labradores—los gentiles. La imagen que se utiliza es similar a la parábola de la viña de Isaías (sería prudente estudiar esto también) que se encuentra en el capítulo 5 de Isaías. El vallado y la torre mencionados en el versículo 33 son medios para proteger la viña y las uvas maduras. El lagar es obviamente para sacar el jugo de las uvas para hacer el vino. El agricultor aparentemente estaba ausente en el momento de la cosecha y había alquilado la viña a los labradores. Esto era costumbre de los tiempos, y podría esperar tanto como la mitad de las uvas como pago de los labradores por el uso de su tierra.

Explicación: Los versículos 34-36 nos dicen que el dueño del terreno envió a sus siervos a recoger su parte de la cosecha y cómo fueron cruelmente rechazados por los labradores; algunos fueron golpeados, apedreados e incluso asesinados. Luego envió aún más la segunda vez y recibieron el mismo trato. Los siervos enviados representan a los profetas que Dios envió a Su pueblo/Israel y luego fueron rechazados y asesinados por las mismas personas que afirmaban ser de Dios y obedientes a Él. Jeremías fue golpeado (Jeremías 26:7-11; 38:1-28), Juan el Bautista fue asesinado (Mateo 14:1-12), y otros fueron apedreados (2 Crónicas 24:21). En esta parábola, Jesús no solo está recordando a la institución religiosa cómo eran, sino que estaba poniendo en sus mentes una pregunta: ¿cómo pueden afirmar la obediencia como pueblo de Dios y aun así rechazar a Sus mensajeros? No sabemos cuántos siervos envió el dueño, pero eso no es lo importante; el tema es la apelación repetida de Dios a través de Sus profetas a un pueblo impenitente. En los siguientes versículos (37-39), la situación se vuelve aún más crítica. El dueño de la tierra envía a su propio hijo, creyendo que seguramente lo respetarán. Pero los labradores ven aquí una oportunidad; creen que si matan al hijo, entonces recibirán su herencia. La ley en ese momento estipulaba que si no había herederos, entonces la propiedad pasaría a los que la poseyeran (la posesión es nueve décimas partes de la ley). Esto equivale a una conspiración para cometer asesinato por parte de los líderes judíos, y es profético en el sentido de que Jesús ahora les está diciendo lo que le van a hacer a Él (ver Salmo 118:22; Isaías 28:16). Después de la muerte de Jesús, Pedro haría las mismas acusaciones contra la institución religiosa (Hechos 4:8-12). Los labradores probablemente pensaban que la lucha por la propiedad había terminado, pero no; el dueño ahora aparecería en la escena.

Jesús ahora (vs.40-41) hace la pregunta, "Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?" Lo que está haciendo es forzando a los líderes religiosos/sacerdotes a declarar su propio miserable destino: condenación por su flagrante desobediencia. Esto es similar a la pregunta que Natán hizo a David (2 Samuel 12:1-7). Hasta este punto, Jesús ha estado lidiando con la situación inmediata de Israel y su desobediencia pasada; ahora Jesús deja abierta la pregunta de qué va a hacer los líderes de Israel con el Mesías, el Hijo de Dios, a quien Él se refiere como la "piedra angular" (vs 42). Las piedras angulares y las piedras maestras son usadas simbólicamente en la Escritura y representan a Cristo como la principal pieza de la fundación de la iglesia y la cabeza de la iglesia, respectivamente. Jesús es el inicio y es fundamental para la iglesia, y ahora se encuentra sobre la iglesia en Su legítima posición de honor, guiando a la iglesia a cumplir su divino destino. Este versículo deja claro proféticamente cómo Jesús será rechazado por la institución religiosa y finalmente será crucificado (ver Salmo 118:22-23).

La clave para entender esta parábola y lo que dice sobre los líderes religiosos se encuentra en el versículo 43, cuando Jesús hace que su falta de obediencia sea personal. Jesús les dice a los líderes que debido a su desobediencia serán excluidos del reino de los cielos (individualmente y como pueblo); que han dejado que su oportunidad por el momento se desvanezca para ser dada a los gentiles (ver versículo 41, "otros labradores"). Esto será más de lo que podrán soportar, como veremos en los versículos 45 y 46. Está diciendo que habrá un nuevo pueblo de Dios compuesto por todas las personas que temporalmente reemplazarán a los judíos para que Jesús pueda establecer Su iglesia. Esto cambiará la forma en que Dios trata con el hombre, de la antigua dispensación de la ley a una nueva dispensación de la gracia de Dios. Inaugurará un período de tiempo en el que el hombre ya no entenderá el perdón de los pecados como obra del hombre a través de lo que hace o no hace o por los sacrificios de animales en el altar, sino por la obra de Cristo en la cruz. Será un tiempo en el que cada persona podrá tener una relación personal y salvadora con el único Dios del universo. La parte emocionante del versículo es la frase "que produzca los frutos"; esto da autoridad a la iglesia para compartir el evangelio de Cristo con los perdidos del mundo. Hasta este momento, los judíos sentían que tenían membresía automática en el reino de Dios debido a su relación con Abraham; por eso ponían tanto énfasis en las genealogías. Pero el nuevo pueblo de Dios verdaderamente tendría lo que Dios quería para Israel desde el principio: una relación personal y santa que sería honrada a través de la propagación de la palabra de Dios a todos los pueblos (ver Éxodo 19:5-6).

Jesús continúa la metáfora de la piedra en el versículo 44 para mostrar cómo una piedra puede ser usada para construir algo hermoso, como Su iglesia, o puede ser usada para aplastar y destruir, dependiendo de la situación. Esto podría ser similar a la palabra de Dios: para algunos es salvación, paz y consuelo. Para otros es tonta y desconcertante debido a su capacidad para condenar al hombre por sus pecados (2 Timoteo 3:16).

Los versículos 45 y 46 nos dan tres visiones sobre la mentalidad del sumo sacerdote de la institución religiosa. 1) Están celosos y envidian la popularidad de Jesús entre la gente común. Esto invade su autoridad y poder para gobernar. 2) Se han dado cuenta de que Jesús está hablando de ellos. Esto hiere su orgullo y los avergüenza frente al pueblo. 3) Entendieron la analogía del hijo y que Jesús estaba refiriéndose a Sí mismo. Esto sería blasfemo para ellos, y ahora buscarían matar a Jesús. A partir de aquí, los líderes se reunirán en secreto para tramar cómo deshacerse de Jesús. ¿Por qué todo el secreto? La gente pensaba en Jesús como un profeta de Dios; arrestarlo podría provocar una revuelta. Una revuelta pondría en peligro la relación de los líderes con las autoridades romanas, algo que los judíos no querían por ningún motivo

Aplicación: Aplicamos esta parábola a nuestras vidas haciendo dos preguntas; primero, ¿has llegado a conocer a Cristo como tu Señor y Salvador, o lo has rechazado como hicieron los líderes judíos? El proceso es simple, siempre y cuando seas sincero en buscar una relación con Cristo. Necesitas reconocer tus pecados, y luego aceptar a Cristo como el único que puede salvarte del castigo de tus pecados. Segundo, si eres un creyente, ¿qué has hecho con Jesús? ¿Eres como los malos labradores, rechazando Su Palabra y viviendo una vida de desobediencia? Si lo eres, necesitas estudiar la Palabra de Dios y orar por guía, buscando Su voluntad para tu vida y viviendo esa voluntad lo mejor que puedas, momento a momento, día a día.

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